Se inició sexualmente

adolescente joven

Rita descubrió que su hija Gladys (15 años) se había iniciado sexualmente. Se metió en su Facebook y leyó un mensaje que la hizo sospechar. En una conversación con su sobrina Raquel (16) le confesó que había tenido intercambios sexuales con Leonardo, un estudiante de 17 años del liceo. Rita se sintió muy mal, confundida, atrapada por una serie de miedos: un embarazo o una infección de transmisión sexual (ITS). Le preocupaba que esa relación pudiera afectarla emocionalmente. Lo que más le dolió fue que, cuando se lo preguntó, se lo negó.

Esta vivencia con su hija y gracias al apoyo profesional, la hizo caer e cuenta de varias cosas. Lo primero es que vivimos en una sociedad erotizada. Basta ver un programa de televisión para damos cuenta como se exhiben cuerpos con faldas muy cortas, escotes muy pronunciados. Situación que se repite en los comerciales, vallas publicitarias e inclusive las maniquíes son voluptuosas.

Se exhiben prendas de vestir para hombres con los genitales abultados para que sean más llamativos. También los videoclips, las letras de las canciones, películas, novelas, páginas en internet. Hacen que los mensajes explícitos o subliminales lleguen por todos las vías.

Existe mucho tabú; sin embargo paradójicamente en las plazas, parques y malecones, abundan las parejas con intercambios amorosos fogosos; pero cuesta hablar abiertamente sobre el tema.

Siempre enfatizó en lo biológico y reproductivo. Se dio cuenta que no solo se trataba de evitar el embarazo o una ITS, sino de entender que en una relación sexual hay una serie de factores emocionales, culturales que se expresan, a través del vínculo, búsqueda del placer y la necesidad de sentirse amado. A Rita la situación del país no le dejaba tiempo ni energías para conversar con su hija.

Comprendió que interviene el corazón y no solo los genitales. Por su experiencia sabía que una vez que se inician sexualmente van descubriendo que es una actividad placentera. Pero al mismo tiempo los acompaña el sentimiento de culpa, generando conflictos internos y en las relaciones.

Comunicación, más que información

Se dio cuenta que la información por sí sola no basta. Posiblemente Gladys tenía la necesidad de querer conseguir la atención y afecto que no recibía en el hogar y la relación sexual fue el camino que consiguió. Reconoció que la formación debió comenzar desde los primeros años y no en la adolescencia tal y como fue su caso.

Tenía claro que el inicio sexual debía ser en el momento y condiciones oportunas. Sabía que no se trataba de promover la abstinencia, cosa que no es real para la mayoría de los adolescentes; sin embargo, si debía reflexionar sobre la posibilidad de que el inicio sexual se de en el momento en que se sientan preparados para que el encuentro sea placentero, seguro y responsable.

Se dio cuenta de la necesidad de contar con espacios para recrearse, compartir, que puedan disfrutar de sus amistades, para que no sientan que solo a través de una relación sexual pueden lograr un clima de intimidad y de expresión del amor.

Revisó cómo vivía y sentía su sexualidad. Para Rita el inicio fue traumático, no placentero, cargado de culpa, vergüenza y miedos que la afectaron y debió buscar ayuda profesional.

Sabía que era necesario hablar sobre los métodos anticonceptivos. Tuvo que superar la percepción de que abordar estos temas despierta el interés y estimula el deseo de tener relaciones sexuales y la promiscuidad. La información es clave para que pueda tomar las decisiones correctas.

Reconoció la necesidad de crear espacios y momentos para la comunicación no intimidatorios, en un clima de confianza, de respeto, evitando preguntas íntimas que incomoden.

¡Hasta la próxima resonancia!

Photo by mentatdgt from Pexels

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