Para dejar de ser fantasmas

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Para dejar de ser fantasmas es el título con el que nos interpela la abogada, activista y parlamentaria Tamara Adrián. Es un informe comparativo de las condiciones sociales, económicas y culturales de la población LGBT venezolana en Venezuela y en el extranjero. Basado en las entrevistas realizadas entre julio y agosto de 2019.

El documento se pasea por las relaciones, discriminación y acoso en todos los ámbitos: familia, escuela, trabajo, pareja, redes sociales, creencias y religión, vida ciudadana, entre otros.

Por razones de espacio me centraré en los hallazgos reportados en cuanto a la discriminación y acoso verbal en los centros educativos por orientación sexual referidos en la niñez y adolescencia.

Discriminación: Lesbianas (34%), gays (72%), bisexual (35%)

Acoso verbal: Lesbianas (46%), gays (59%), bisexual (53%)

La autora advierte: “Los porcentajes de discriminación y acoso verbal (bullying) en contra de hombres gays es bastante superior que en contra de las mujeres lesbianas. Lo que demostraría que, en algunos aspectos, es más aceptable socialmente ser lesbiana que gay.”

Nivel donde ocurrió:

Primaria: Lesbianas (14%), gays (62%), bisexual (17%)

Liceo: Lesbianas (66%), gays (93%), bisexual (67%)

Perpetradores de la agresión verbal:

Otros alumnos: Lesbianas (79%), gays (83%), bisexual (83%)

Un miembro del personal docente: Lesbianas (36%), gays (33%), bisexual (38%)

Un director o subdirector: Lesbianas (14%), gays (13%), bisexual (17%)

Otro integrante del personal no docente: Lesbianas (115), gays (20%), bisexual (17%)

Violencia física estudiantil

Víctimas: Lesbianas (10%). Gays (29%), bisexuales (67%)

Nuevamente el liceo se constituye el nivel donde ocurre el mayor número de agresiones.

Perpetradores: otro estudiante (64%, un miembro personal docente (18%), un director o subdirector (11%), un miembro del personal no docente (3%).

El informe destaca el hecho de que 32% de los señalados sean miembros del personal de los centros educativos.

“Cabe destacar que estos grados de discriminación, acoso verbal y violencia física, particularmente graves durante los estudios de educación media, producen una intención de suicidio absolutamente inadmisible y descorazonadora, que se mide por primera vez en Venezuela. Agravado por la ausencia absoluta de programas y políticas públicas para controlar la discriminación, el bullying, el acoso y la violencia física, particularmente a nivel educativo. A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los países de la región. Generando así una situación de vulnerabilidad que no ha sido enfrentada, en forma alguna, por el Estado venezolano.”, alerta Adrián.

Huyendo de la discriminación y violencia

Resulta significativo la percepción de los entrevistados viviendo fuera de Venezuela al ser consultados sobre la discriminación y acoso verbal por orientación sexual en caso de haber cursado estudios en otro país.

Discriminación: Venezuela (79%), exilio (21%)

Violencia verbal: Venezuela (76%), exilio (24%)

Ni en casa a salvo

El estudio revela el drama que se vive a nivel intrafamiliar.

Discriminación: Lesbianas (60%), gays (51%), bisexual (65%)

Acoso verbal: Lesbianas (58%), gays (40%), bisexual (58%)

Tamara destaca como uno de los hallazgos que rompió todos los pronósticos fue el que develó a la madre como la principal agresora en el hogar. “Resultaría así que la mujer sería, al mismo tiempo, prisionera y principal víctima… y su principal guardián. Estaríamos entonces frente a una especie de Síndrome de Estocolmo colectivo que debe ser estudiado más en profundidad, ya que en este hecho podría estar la clave de la revisión de las masculinidades y feminidades tóxicas, entendiendo por éstas aquellas personalidades que reproducen y practican los patrones de discriminación, acoso y violencia basados en el género como estructura de dominación”.

Inexistencia de políticas públicas

Una de las conclusiones fundamentales es la ausencia de políticas públicas para la prevención y atención de la población. Preocupación coincidente con la ya expresada por el Comité de Derechos del Niño de la ONU cuando le señaló al Estado venezolano: “El Comité también está preocupado por las informaciones sobre casos de intimidación y discriminación de niños, niñas y adolescentes a causa de su orientación sexual o identidad de género… Lamenta también la falta de información sobre las medidas adoptadas para luchar contra la discriminación por motivos de sexo, orientación sexual, identidad de género y discapacidad” (Observaciones finales al Estado Venezolano, Ginebra 2014)

A manera de llamado final el libro alerta sobre un asunto medular:  “La propensión al suicidio de personas LGBT es un problema grave. Hay una relación directa entre el bullying y el acoso verbal, así como la violencia física, y la intención de suicidio. La intención de suicidio de los hombres gay es del 59% y sube al 79% en el caso de los hombres trans. La persistencia de los sentimientos suicidas varía según la orientación sexual o identidad de género, pero existe constancia en muchos casos. La realización de actos efectivos de suicidio es altísima”.

Tamara Adrián le ha puesto números a la discriminación y cara a los fantasmas.