Cómo manejar los berrinches y las pataletas

Una de las preguntas que los padres hacen con frecuencia acerca de los niños en sus primeros años de infancia es cómo aprender a manejar los berrinches y las pataletas que se presentan. En Cecodap, estamos atentos a este tipo de solicitudes que se presentan durante las consultas. Estamos seguros de que otros padres y madres pasan por la misma situación.

En ese sentido, vemos que algunos padres piensan que este tipo de comportamiento no se debe tolerar porque es producto de su malcriadez. Muchas veces acuden al uso del castigo físico y humillante. Otros padres por su parte, piensan que con ignorar el comportamiento del niño es suficiente hasta que este se calme.

Sin embargo, en el modelo de la disciplina positiva este manejo resulta poco adecuado. Para entender esto es importante comprender por qué los niños de esta edad pueden presentar este tipo de comportamiento. 

Los niños entre los 2 y 3 años de edad, aproximadamente, están empezando a aprender sobre sus emociones, como lo son los miedos, la frustración, la rabia, la tristeza, entre otras. Es en esta etapa cuando su cerebro emocional está comenzando a desarrollarse.  Por lo tanto, son incapaces de entender qué les sucede, cómo expresarlo con palabras y mucho menos gestionarlas.

La clave está en la calma

Los padres pueden ayudar a sus hijos a entender y regular las emociones. Una forma es manteniendo la calma. Acompañar al niño en ese proceso de desregulación hasta que logre calmarse.

Posteriormente, ayudarlo a identificar y nombrar estas emociones (rabia, tristeza, asustado, frustrado) y mostrar formas alternativas de gestionarlas sin agredir o agredirse. 

Reconocer la importancia de respetar las emociones de los niños es la tarea fundamental de los padres en esta etapa del desarrollo.

Tratar de evitar todo lo que aumente la rabia del niño. Por ejemplo, si no quiere que le hablen o lo toquen, no hacerlo. Sin embargo, es importante estar cerca del niño y brindarle la debida contención para ayudarlo a regularizarse si se le dificulta hacerlo por sí mismo. Por ejemplo, decirle que usted va a estar allí acompañándolo hasta que él se logre tranquilizar. Si lo permite cargarlo y abrazarlo.

¿Qué afecta a mi hijo?

Muchas veces los padres sin saberlo propician la desregularización del niño al exponerlo a ambientes de mucha estimulación que el niño no logra manejarlos adecuadamente. Por ejemplo, cuando se va a una tienda a comprar algo y resulta que venden dulces, caramelos, helados…  El niño comienza a querer que le compren algo de esto. Resulta que el padre fue solo a comprar una medicina, pero el niño durante ese tiempo estuvo expuesto a todo este tipo de estímulos que les resultan muy tentadores. 

El reducir la experiencia que puede vivir el niño puede ayudar a prevenir las pataletas y los berrinches. Otra forma de prevenir el berrinche o la pataleta es utilizar la distracción al cambiar el foco de atención del niño o de la niña. Una abuela en consulta decía que utilizaba esta técnica con su nieta, la distraía con algún objeto y luego le decía para hacer una actividad que sí se podía. 

Por el contrario, si se sabe que una situación desborda al niño, lo mejor es evitar exponerlo hasta que pueda enfrentarla de otra manera. Si se sabe que el niño cada vez que entra a una juguetería no puede salir de ella sin hacer un berrinche, porque quiere tocar todo lo que ve y está prohibido tocar los juguetes, lo mejor es evitar llevarlo.

Una vez que el niño se regularizó, se le puede expresar que se siente contento de que haya recuperado el control y enseñarle cuál habría sido la mejor manera de actuar o de expresar lo que sentía, estimulando el uso de palabras. Cuando los niños se sientes apoyados y respetados se siente seguros y protegidos.