Frustración, sin acceso a salud y poco dinero: encuesta de Cecodap muestra los cambios en las familias por el confinamiento

Martha tiene 32 años de edad y dos niñas de 7 y 9 años. Ella vive con su esposo en Los Magallanes de Catia. Cuando comenzó la cuarentena social, consecuencia de la Covid-19, la incertidumbre de cómo podrían vivir encerrados, pasó rápidamente a angustia por cómo conseguir comida. En los primeros meses se convirtió en maestra de sus hijas y la única computadora que tienen en casa se tuvo que compartir entre la escuela y el trabajo de su esposo. Su familia no era igual. Gritos y discusiones comenzaron a llenar el espacio.

Cecodap realizó una encuesta online, en la que 583 personas participaron. El objetivo era conocer los problemas que enfrentan las familias durante el confinamiento social.

Oropeza, junto a 83% de los encuestados, indicó que tuvo sentimientos de frustración, tristeza o angustia. En una entrevista con la Agencia de Periodistas Amigos de la Niñez y Adolescencia (Agencia PANA) confesó que el sentimiento de frustración, generado por el encierro prolongado, fue la principal causa de las alteraciones de la convivencia del hogar.

Según los datos revelados en la encuesta, 62% de las personas consultadas, aseguraron que se vio afectada su relación interpersonal con los miembros de su núcleo familiar durante el confinamiento.

“Es por la incertidumbre. La presión de estar encerrada y querer proteger a tus hijos. En mi caso tengo dos niñas hermosas pero que necesitan distraerse y no pueden. Mi esposo también trabaja, pero tiene que ir a su oficina regularmente. Tengo miedo de volverme a contagiar”, señaló.

La frustración a flor de piel

El estrés en los niños existe. No se manifiesta igual que en los adultos y por eso es fácil confundirlo con falta de consideración. “Sí, el estrés no es algo exclusivo de los adultos. Los cambios importantes en la vida del niño, ya sea en su hogar o en su escuela, provocan este estado de tensión en los niños”, recuerda la psicóloga de Cecodap, Daniela Rojas.

Los niños, niñas y adolescentes vivieron un gran cambio en 2020, encerrados en su casa todo el día, sin posibilidad de ir a sus colegios y compartir con sus amigos.
Martha conoció de primera mano que mantener a sus hijas distraídas era fundamental para bajar los niveles de tristeza, estrés y frustración en su casa. Si bien, su comportamiento no ha cambiado, drásticamente, confiesa que se ha sentido menos paciente con sus hijas.

“Entre ellas juegan todo el día. Por mi parte solo las superviso, mientras les preparo las comidas y las ayudo con sus tareas, que son muchas desde que inició la cuarentena. Me preocupa mucho que no tenga tiempo de distraerse”, enfatizó.

Además, 29% de los padres encuestados confesaron tener menos paciencia con los niños, niñas y adolescentes en su cuidado. Otro 22,63% de los cuidadores están más frustrados con su comportamiento; 17% aseguró que les habla con menos calma a los NNA a su cuidado y 21% de los encuestados confesó que son más propensos a recurrir a gritos en contra de sus hijos.Solo 5% de los padres y madres señalaron que son más agresivos con los niños a su cargo.

Martha, por su parte, manifestó también sentirse poco preparada para poder mantener una educación en casa para sus dos hijas, debido a que se mantienen. 20% de los cuidadores señaló que no están seguros de su capacidad como educadores de sus hijos. Asimismo, 22% de los cuidadores se siente menos capaces de atender todas las necesidades de los niños y adolescentes en sus hogares.

Cambios en la salud mental

Cecodap advirtió en su informe semestral del Servicio de Atención Psicológica (de enero a junio de 2020) las consecuencias del encierro en la alteración del estado de ánimo de las familias y los niños, niñas y adolescentes a sus cuidados.

El psicólogo y coordinador adjunto de Cecodap, Abel Saraiba, en esa oportunidad, reveló que hay evidencia de que la cuarentena, aunada a las secuelas de la emergencia humanitaria compleja, aumenta el riesgo de que los niños sufran alteraciones en el estado de ánimo.

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“Hay evidencias de un impacto emocional marcado por el período de cuarentena en niños, niñas, adolescentes y sus familias. Hoy pasa a ser el primer motivo de consulta en nuestro servicio las alteraciones del estado de ánimo. De ese total, 20% presentó ideación y riesgo suicida”, expuso Saraiba.

En el análisis realizado por el equipo de psicólogos de Cecodap se detalló las múltiples exigencias sobre los padres, el impacto de la dinámica escolar en casa y la carencia de herramientas y formación en métodos alternativos de crianza sin violencia generan que los reportes de situaciones de castigo físico sean cada vez más recurrentes.

Cuando el Covid-19 toca la puerta 

A mediados de agosto de 2020, Martha, sus hijas y su cuñado, tuvieron que reguardares en su casa, porque se contagiaron de Covid-19. No hubo complicaciones en su condición. Pero sí angustia. Contagiarse frenó el progreso de sus hijas con la nueva dinámica. “Fue una etapa muy dura, las niñas se enfermaron, mi esposo e incluso yo. Salimos airosos de la situación. No nos pegó tan fuerte como a otras personas en la comunidad. Me afectó mucho en mi estado de ánimo”, señaló.

En la encuesta realizada por Cecodap, solo 6% de los consultados fueron afectados por la enfermedad. Si bien, 94% de los participaron no enfrentaron el brote de la pandemia de primera mano, 75% de ellos tuvieron conocidos contagiados con la enfermedad.

Para evaluar el acceso a los servicios de salud durante la cuarentana, Cecodap preguntó si los niños de los participantes se habían enfermado durante 2020. 18,6% de las respuestas señalan que sí enfermaron en 2020; mientras que 55,8% no estuvieron expuestos a ninguna patología.

Pese al sin fin de propaganda gubernamental sobre el funcionamiento de los hospitales en el país, 14,4% de los encuestados, que padecieron alguna enfermedad o cuyos hijos estuvieron enfermos, enfatizaron que tuvieron problemas para acceder a la atención médica especializada. Solo 17,8% no tuvo inconvenientes para acceder a los servicios de salud.

Del 18,86% de los encuestados que tuvieron dificultades para acceder a medicamentos durante la cuarentena radical: 35% fue por la falta de médicos disponibles; 33% fue por no tener cómo movilizarse a los sitios; 18,18% no tenía dinero para pagarlos; 17% no tenía seguro a la mano.

Lamentablemente, en la búsqueda de medicinas, a 17,27% informaron que el centro de salud al que iban estaba cerrado; a 4,54% de los encuestados una alcabala les impidió el acceso, y, a otro 4% de los afectados, no los dejaron acceder a los centros de salud.

La reducción de los ingresos económicos fue otro de los escollos a los que las familias venezolanas se enfrentaron durante la cuarentena radical. El cierre de empleos, oportunidades y lugares de trabajo se volvió un mal que obligó a las familias a reducir sus gastos.

Para Martha la reducción de sus ingresos económicos no fue tan abrupta. Ella innovó en su negocio. “Fue duro al principio, pero creo que nuestros ingresos solo se bajaron entre 10 y 15%. Mi esposo y yo cambiamos la dinámica del restaurante, con los servicios de entrega a domicilio”, agregó.

Oropeza está en el grupo del 6,6 % cuyos ingresos se redujeron menos del 15%. Según los datos de la encuesta, 32% de las familias redujeron sus ingresos en 75%, mientras que para 21,4%  de los participantes se redujo a la mitad. Además, 6% de los consultados confesaron perder el total de sus ingresos económicos durante la cuarentena en 2020.

Acceder a los alimentos, a la atención medica y el transporte fueron los principales problemas de las familias durante la cuarentena radical. Seguido de un grupo que tuvo dificultades para acceder a suplementos nutricionales esenciales, educación, suministros médicos y dispositivos electrónicos. Un porcentaje menor de la población no pudo pagar a tiempo el alquiles.

Martha coincidió con 21,30% de los encuestados que el acceso al internet es una necesidad esencial para las familias durante la cuarentena. “No tuve problema para comprar alimentos o medicinas. Mis hijas continuaron con sus clases online. El apoyo financiero y los materiales escolares también hacen falta en las casas de muchas familias”, agregó.

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