Una de cada tres niñas y adolescentes venezolanas refugiadas en países de Latinoamérica abandonó sus estudios tras emigrar. Así lo reseñó la ONG Plan International que alerta también de la falta de cobertura de otras necesidades básicas, como la alimentación.
En el documento se expone que las carencias de los migrantes venezolanos se han agudizado a raíz de la pandemia de COVID-19.
De esa población entrevistada, 28% aseguró estar fuera de los sistemas educativos de sus países de acogida por no tener documentos, 20% porque “no hay cupo”, 15% porque ya tiene un hijo y 13% debido a la pandemia.
Otro de los impedimentos para continuar su educación es la xenofobia contra venezolanos. Una muchacha de 15 años residente en el municipio colombiano de Soledad contó que la primera vez que fue a clase sus compañeros la llamaron “veneca”. “Se burlaban de mí y me decían que era una muerta de hambre”.