Se agotan las opciones para familias de niños con trastornos psiquiátricos en Venezuela

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La escena es traumática para los familiares. El adolescente estaba desmayado en su cuarto boca abajo y sin responder a los gritos de sus padres que lo llamaban incesantemente para que recobrara el conocimiento. Al tocarlo, se percataron de que aún tenía pulso en su cuello y lo llevaron de emergencia a un hospital cercano. Allí los doctores les informaron sobre el coctel, casi mortal, que había ingerido. Vivió. Por poco. Allí surgieron las preguntas: ¿por qué?, ¿estaba deprimido?, ¿triste por alguna situación?, ¿qué lo llevó a aquella situación?, ¿cómo es que no notamos su dolor? Y, tal vez la más importante:  ¿cómo evitar que pase de nuevo?

No es una constante, tampoco existen patrones escritos en piedras; pero el suicidio sí es una realidad. Las alteraciones de ánimo en los niños, niñas y adolescentes, que pueden terminar en intentos de acabar con la vida propia, son una preocupación real para las organizaciones defensoras de los derechos de los niños y psiquiátricas.

«El Servicio de Atención Psicológica (SAP) Crecer sin Violencia de Cecodap cerró el primer semestre de 2021 con un 39% de casos atendidos que presentan alteraciones del estado de ánimo. De ese total, 26,35% presenta riesgo suicida. En un año esto ha significado un aumento de 27%, como consecuencia de la inexistencia de una política pública en materia de salud mental de niños, niñas y adolescentes», advierte el más reciente informe de Cecodap.

La población infantil con problemas psicóticos en Venezuela, históricamente, es una de las más vulnerable. Actualmente con la poca oferta de centros de atención psicológica infantil y la falta de centros especializados para la hospitalización de niños, niñas y adolescentes con estas patologías, queda un vacío en el sistema de salud mental; y eso es una violación a los derechos de la niñez que el Estado debe atender.

Según el registro llevado por Cecodap, a través de su servicio de atención psicológica, de las consultas realizadas en la organización durante 2020, 39% de los niños, niñas y adolescentes (NNA) atendidos presentaron alteración de su estado de ánimo. De la cifra, 22% de los NNA con alteraciones de ánimo, presentaron riesgo de suicidio; es decir que 72 pacientes pensaron en la muerte como una solución a sus problemas, lo cual requiere atención especializada en psiquiatría y medicación. Solo en 4% de las consultas realizadas por Cecodap en 2020, se registró que los NNA tenían trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia y otras alteraciones mentales.

Otro antecedente que confirma que la ideación suicida tiene años siendo silenciada es el estudio de Tamara Adrián, ex diputada de la Asamblea Nacional, quien se dedicó a investigar la discriminación y acoso a las personas gay, lesbianas, bisexuales y transexuales. Ella determinó que uno de los disparadores de los pensamientos suicidas en la adolescencia es el bullying o acoso escolar, entre los miembros de la comunidad LGBTIQ+.

Abel Saraiba, coordinador adjunto de Cecodap, explicó que con el deterioro generalizado del sistema de salud en el país, se afectó también a los servicios de psiquiatría, en especial los relacionadas a los NNA. “Al día de hoy no hay servicios públicos disponibles para la hospitalización de niños, niñas y adolescentes con trastornos psiquiátricos. Son prácticamente nulas en estos momentos”, señaló.

A principios del 2020, Saraiba advirtió que la pandemia causaría afecciones en la salud mental de los ciudadanos del país. A un año, reconoció que estaba en lo cierto. El aumento de los casos de alteraciones del estado del ánimo, entre ellas la depresión y los trastornos de ansiedad, subieron 39%, según los datos publicados por el SAP. Los médicos psiquiatras y psicólogos consultados por la Agencia de Periodistas Amigos de la Niñez y Adolescencia (Agencia PANA) señalan que esto responde al fuerte encierro durante la pandemia, así como las restricciones del contacto físico.

Saraiba explicó que en Cecodap, donde se brinda una atención psicológica a NNA, se contrata una asesoría externa de psiquiatría, para referir los casos en donde los niños y adolescentes tengan que cumplir con un tratamiento médico. Sin embargo, agregó que la institución “no cuenta con los recursos suficientes para garantizar un tratamiento médico, por lo que las familias son referidas a centros asistenciales especializados. También se remiten a organizaciones como Acción Solidaria, para que puedan comprar los medicamentos, que actualmente están escasos en el país”.

El coordinador adjunto de Cecodap insistió en que, si bien existen organizaciones y centros de consulta psiquiátricas, existen casos excepcionales en los que los niños deben ser hospitalizados; pero por la falta de psiquiátricos infantiles esta población está vulnerable.

¿Cuándo se llega a la atención psiquiátrica?

Las alteraciones psiquiátricas van desde trastornos de ansiedad a cuadros en los que se puede estar comprometida la integridad del paciente. Es así como un paciente psiquiátrico puede ser una persona que presenta alteraciones mentales o del comportamiento que requieren apoyo médico, a fin de que mediante el uso de medicamentos y psicoterapia pueda restablecer sus funciones. Algunos de ellos, no todos, pueden llegar a atentar contra su vida y la de otros de no ser atendidos por profesionales del área, si no tienen acceso a medicamentos y otras condiciones sociales que les permita levantar muros de contención a su condición.

Para llegar a esta conceptualización tres médicos psiquiatras y dos psicólogos fueron consultados por la Agencia PANA.

Abel Saraiba, coordinador adjunto de Cecodap, explicó que los criterios para identificar a un paciente psiquiátrico son amplios. Por ejemplo en Cecodap primero buscan identificar el caso clínico, mediante los manuales de diagnósticos de trastornos. “Podríamos decir que una vez se identifica el trastorno, el abordaje no es ordinario, más bien se forma en equipo junto al psiquiatra. Por lo general los abordajes terapéuticos aplican la combinación de la aproximación psicológica y psiquiátrica. Éste último mayormente está orientado al uso de fármacos”, sostuvo.

La psicóloga Beatriz Domínguez, experta en terapia conductuales, por su parte, explicó que cuando el estado de conservación de la persona o del niño, niña o adolescente se pierde paulatinamente es cuando se debe referir a un médico psiquiatra, para que administre un tratamiento. También cuando existe alteración de la percepción de la realidad.

“Cuando se recomienda la intervención del psiquiatra es para resguardar la vida de la persona. Es otro tipo de abordaje. Normalmente, es un caso más extremo. Si una persona manifiesta un estado de bipolaridad, alucinaciones y delirios eso requiere un psiquiatra”, señaló.

Robert Lespinasse, psiquiatra y ex director de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría, asegura que la atención que necesitan los niños debe considerar una serie de factores y diagnósticos por parte de un psicólogo. “Para que un niño, niña o adolescente sea considerado paciente psiquiátrico primero tiene que pasar por una evaluación por parte de un psicólogo para luego evaluar un tratamiento medicado. Se debe evaluar el proceso de adaptación social, cómo se comporta, cómo se adapta a la escuela. Si encontramos alteraciones en los procesos, si tiene hiperactividad, falta de atención o si tiene dificultades para leer – escribir. Todos esos factores se toman en cuenta”, sostuvo.

En cuanto a los adolescentes, Lespinasse indicó que la atención dependerá del tipo de patología que se tenga. “Las detecciones que se puedan observar en algunos de los casos, riesgos suicidas o alteraciones vinculadas a ello, se pediría atención psiquíatra. Pero siempre, se atenderá junto a un psicólogo”, agregó.

Calvario por las medicinas

Las familias de los niños, niñas y adolescentes a los que les recetaron medicamentos para su afección psicológica pueden llegar a gastar, mensualmente, entre 20 y 30 dólares para adquirir los fármacos de su tratamiento; sin contar con el gasto de la terapia psicológica y psiquiátrica.

Si bien, la escasez de medicamentos para los trastornos psiquiátricos ha mermado en el último año; su costo se mantiene en alza. Los estabilizadores del humor, antipsicóticos, antidepresivos y ansiolíticos pueden costar entre 5 y 10 dólares la caja de 10 pastillas. Esta presentación no cubre el tratamiento mensual, por lo que se deben adquirir varias cajas.

“Los medicamentos están sumamente costosos. La caja de Risperidona o Clonazepam pueden costar más de 11 millones de bolívares (abril de 2021). Y básicamente habría que comprarlas cada 10 días. No alcanza para todo el mes”, señaló Aura Azocar, médico psiquiatra infanto – juvenil y secretaria de Finanzas del Federación Venezolana de Psicólogos (FVP).

Detalló que regularmente las personas con trastornos psiquiátricos necesitan entre una o tres recetas médicas diferentes para controlar sus estados emocionales. Por ejemplo, a los niños con hiperactividad, depresión o algún trastorno esquizofrénico son recetados varios medicamentos.

“Las medicinas sí se consiguen, solo que hay que hacer periplo para buscarlas al mejor precio. Muchas familias no tienen para costear los tratamientos, pero privar a los pacientes de estos puede ser mucho peor”, señaló. Para septiembre de 2021, el salario mínimo es de una cantidad en bolívares que a penas llega a 3$ mensuales. La taza de cambio oficial para el dólar del 2 de septiembre de 2021 es: 4.087.000 bolívares.

La Agencia PANA realizó una búsqueda por las farmacias onlineFarmatodo y Locatel, para verificar los precios de algunas medicinas, ansiolíticos, reguladores del estado de humor y antidepresivos (abril 2021).  Con un salario mínimo a duras penas se puede comprar alguno de estos medicamentos, al mes y sin gastar en otras necesidades como alimentación o transporte:

  • Sertraline de 7.600.000 bsf a 23.000.000 bsf
  • Risperidona de 12.000.000 bsf a 38.000.000 bsf
  • Clonazepam de 4.900.000 bsf a 14.000.000 bsf
  • Escitalopram de 5.000.000 bsf hasta 64.000.000 bsf
  • Venlafaxina de 15.000.000 bsf hasta 53.000.000 bsf

Sin hospitalización pública

Adicional al costo de las medicinas, está el servicio de atención psiquiátrica, que ronda entre los 10 y 50 dólares la consulta en instituciones privadas y clínicas.

Los psiquiatras consultados por la Agencia PANA coincidieron que la atención psiquiátrica en los hospitales públicos está desestabilizada. Faltan profesionales, insumos y medicinas; al igual que en otras áreas de la salud. “Los servicios públicos de consultas psiquiátricas están muy lejos de ser óptimos. La atención está muy descuidada por la falta de inversión y personal capacitado. Somos pocos los profesionales que atendemos en los hospitales públicos, por lo que la demanda de pacientes siempre es alta. Sobre todo, porque una consulta privada te puede costar más de 30 dólares en una clínica privada”, explicó Aura Azorca, psiquiatra.

En el Área Metropolitana de Caracas los centros con atención psiquiátrica especializada en la población infantil, dentro de los hospitales públicos son escasos:

1.- Unidad Nacional de Psiquiatría Infantil del Instituto de Seguridad Social de Venezuela. (Municipio Libertador)

2.- Instituto Nacional de Psiquiatría Infantil – Juvenil. (Municipio Sucre)

3.- Centro de Salud de Las Palmas. (Municipio Libertador)

4.- Área de salud mental del Hospital José Manuel de los Ríos. (Municipio Libertador)

5.- Área de salud mental en el Hospital José María Vargas. (Municipio Libertador)

6.- Servicio de atención psiquiátrica en el Hospital Clínico Universitario. (Municipio Libertador)

7.- Servicio de Neuropediatría del Hospital Ortopédico Infantil. (Municipio Libertador)

8.- Servicio de Neuropediatría del Hospital San Juan De Dios. (Municipio Libertador)

«La hospitalización psiquiátrica pública de niños ya no existe». Es la conclusión de la psiquiatra infantil, Petra Aponte, presidenta de la SVP. “En Venezuela desde hace un tiempo no tenemos instituciones públicas dotadas en donde se puedan hospitalizar a los niños”, explicó.

La presidenta de la SVP relató que, desde hace 10 años, dejó de funcionar el servicio de hospitalización para adolescentes en el Hospital Psiquiátrico en Lídice de Caracas. Poco a poco su personal fue disminuyendo.

Para ella, las enfermedades mentales en la población infanto – juvenil surgen con mayor frecuencia. “Cada vez se diagnostican más los trastornos psicóticos en instituciones médicas públicas y privadas. Sobre todo, en adolescentes”, explicó.

Por esa razón cuando una persona necesita hospitalización, la primera opción es adecuar la casa, para que su familia tenga una adecuada contención. No lo es llevarlo con personal especializado o a un espacio en el que pueda ser vigilado su desarrollo. Pero, en casos en los que el paciente presenta problemas de agresividad, la situación se complica.

“Cuando existen gestos suicidas y problemas de agresividad hay más dificultad para manejar de manera ambulatoria. En estos casos se ha podido realizar alguna excepción para la hospitalización, contando con permisos. Ahora, si ya es difícil la hospitalización para los adultos, para los adolescentes es peor”, explicó.

Hospitalización en casa

Ante la falta de sitios especializados para una la internación psiquiátrica, algunos especialistas apuntan hacia el acompañamiento médico en casa. «Se recomienda en primera instancia que el confinamiento sea en los hogares, con una atención personalizada por parte de sus familiares y apoyo profesional”, señaló Azorca.

Expuso que se debe garantizar el acceso a los medicamentos de los pacientes, para que cumplan con el tratamiento recetado por el psiquiatra. No se recomienda la contención mecánica de los niños (tenerlos amarrados, en casos de ser violentos), sino más bien se puede usar un sedante recetado por su médico tratante. Agrega además que se debe monitorear su evolución a través de llamadas telefónicas y visitas periódicas a la terapia.

“Este método es mucho más económico para las familias. Solo necesitan comprar las medicinas de sus familiares y mantener las consultas. Claro, uno de los padres debe estar vigilante 24/7 para que el niño o adolescente cumpla con el tratamiento médico y así evitar una involución”, explicó Azorca.

Enfatizó que no hay un tiempo mínimo de hospitalización puesto que dependerá de cómo ha evolucionado con su tratamiento médico. “Al final esta estrategia debe ser temporal. La idea es que no esté en esa situación toda la vida”, explicó.

En caso de que los familiares dispongan del dinero necesario para pagar una hospitalización psiquiátrica en uno de los centros de tratamiento privado, como Residencia Humana, Moral y Luces (para adolescentes y adultos) o en la Clínica El Cedral; deben pagar aproximadamente entre 200 y 300 dólares diarios por los gastos en honorarios profesionales.

Además, para estos casos Azorca explicó que se debe pedir un permiso especial en el Consejo Municipal de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, o a través de las fiscalías en materia de protección de niños, puesto que no existen instituciones privadas especializadas en la hospitalización psiquiátrica de esta población en el país. Los pacientes menores de edad son atendidos en psiquiátricos privados de adultos, lo que puede acarrear que los pacientes sean víctimas de agresiones físicas o sexuales por parte de sus pares.

“Este documento debe ser aprobado por un funcionario público y avalado por el médico tratante, que deberá emitir un informe sobre la necesidad de hospitalización. Además, uno de los cuidadores debe estar presente durante toda la hospitalización. Pero, recordemos que los casos de hospitalización son muy raros”, agregó.

Que en el país no existan este tipo de instituciones tiene especial complicación para los casos de emergencia. Si un niño o adolescente atenta contra su vida y los primeros auxilios son aplicados, no se puede hacer seguimiento a su evolución porque no puede ser hospitalizado por su trastorno psicótico.

Hacia un tratamiento psiquiátrico digno

En 2010, la Organización Organización Mundial de la Salud (OMS)  y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) elevaron una serie de soluciones para «asegurar la erradicación del sistema manicomial en la próxima década». Este objetivo va acompañado de una estrategia en la que se fortalece el sistema de salud para no abandonar a los pacientes ni a sus familias en el proceso.

La OPS enfatizó que el cierre de instituciones psiquiátricas no significaba “dejar a las personas con trastornos mentales libradas a su destino, en situación de desamparo, en la calle o en prisiones»  y aclaró que tampoco se trataba de un movimiento antipsiquiátrico.

El Consenso de Panamá por un Continente sin Manicomios para 2020 nació de la preocupación por el abandono de los pacientes psiquiátricos por parte de sus familiares. Aseguraron que esta situación perjudicba la sostenibilidad económica del centro de atención especializado en enfermedades mentales y, como consecuencia, dificulta el apoyo de las personas con estas afecciones para reingresar en la sociedad, de forma sana y productiva.

“La atención comunitaria no solo es la atención más eficaz, también salvaguarda los derechos humanos y la dignidad de las personas con trastornos de salud mental”, afirmó la Directora de la OPS, doctora Carissa Etienne, en noviembre de 2020, una década después de aquel consenso. “Hemos recorrido un largo camino para alcanzar nuestro objetivo de ofrecer un tratamiento más humano y desinstitucionalizado, pero todavía queda mucho por hacer. Demasiadas personas están todavía confinadas en instituciones que no les permiten alcanzar su pleno potencial como seres humanos.”

El documento presentado por la OPS sobre la desinstitucionalización de la atención psiquiátrica, ofrece estrategias para transformar la atención de la salud mental en América Latina y el Caribe. Se enfoca en estrategias para fomentar el tratamiento de las personas con trastornos de salud mental en sus propias comunidades, en lugar de en entornos institucionales.

Algunas de las recomendaciones de la OMS y OPS:

  1. Obtener apoyo político sostenido a la desinstitucionalización psiquiátrica, en el que se incluyan políticas de salud mental, leyes, programas y servicios con un enfoque comunitario.
  2. Incrementar la inversión financiera para reestructurar los sistemas de salud mental que permitan la desinstitucionalización psiquiátrica.
  3. Fortalecer los servicios de salud mental en las comunidades y ofrecer apoyo a la vivienda antes y después de que la desinstitucionalización psiquiátrica tenga lugar.
  4. Integrar la salud mental en la atención general de salud, especialmente en la atención primaria de salud.
  5. Abogar porque se protejan los derechos humanos de las personas con trastornos de salud mental.
  6. Aumentar la concientización general en las comunidades sobre los trastornos de salud mental.

«No se debe entender la desistintucionalización como un abandono a las familias. No se les puede dejar solas», aclaró Abel Saraiba, coordinador adjunto de Cecodap. Asegura que si bien el movimiento de la OPS y OMS da avances sobre la atención de los pacientes con trastornos mentales; en Venezuela, no se aplica ninguna de las recomendaciones para salvaguardar la atención de aquellos con trastornos graves, sobre todo, en la población infantil y adolescente: «Si tuviéramos instituciones adecuadas, el plan impulsado por las organizaciones internacionales sería viable en el país; porque sabríamos que estas familias podrían acceder a un psicólogo, psiquiatra y medicinas. Pero, no tenemos ni los elementos básicos. Un niño o niña con una crisis psicótica no tiene a dónde ser trasladado y tratado”.

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