El dato en Venezuela es un tesoro codiciado entre periodistas e investigadores. Ante la falta de instituciones que hagan rendición de cuentas y ofrezcan información, los aportes de las organizaciones de la sociedad civil se vuelve imprescindible. Este martes, 4 de mayo, Cecodap presentó su más reciente informe: Somos Noticia – Capítulo Salud Mental (2020 – 2021).
Las estadísticas presentadas forman parte del trabajo del Servicio de Atención Psicológica Crecer sin Violencia, que desde 2017 trabaja para atender la afectación que deja los estragos de la emergencia humanitaria compleja en los niños, niños y adolescentes. Las cifras que revelan dan una mirada a la salud mental de esta población que tuvo que atravesar una pandemia en condiciones desfavorables.
“Este informe busca destacar la importancia central que tiene el derecho a la salud mental en el desarrollo de la vida de los niños, niñas y adolescentes. Hoy debemos alzar la voz a fin de que sea visibilizada la cara oculta de la pandemia: el sufrimiento emocional”, destaca Abel Saraiba, coordinador adjunto y del Servicio de Atención Psicológica Crecer sin Violencia.
El especialista señaló que al inicio de la pandemia en Cecodap se estimaba que el potencial efecto e impacto que tendría el confinamiento en la salud mental de niños, niñas y adolescentes sería devastador. “Tras un año de esto, hoy podemos afirmar con datos que nuestros peores temores eran ciertos. Debemos apoyar a las familias en este contexto complejo de cuarentena y educación a distancia que además se une a las fallas de servicios básicos. Si la familia se fractura, el niño queda más expuesto», indicó Saraiba durante la presentación.
Un dato que soporta su afirmación es que el Servicio de Atención Psicológica (SAP) Crecer sin Violencia cerró el primer trimestre de 2021 con un 49% de casos atendidos que presentan alteraciones del estado de ánimo; de los cuales el 25,93% presenta riesgo suicida. En un año esto ha significado un aumento de 27%, como consecuencia de la inexistencia de una política pública en materia de salud mental de niños, niñas y adolescentes.
El impacto de la pandemia también se refleja en la cantidad de solicitudes de atención psicológica. A partir del mes de marzo se eleva la cantidad y nunca disminuye a menos que lo reportado en el primer mes con COVID-19 en el país. Los tres meses con mayor número de solicitudes en el año 2020 fueron julio (105), agosto (99) y octubre (73).
“Los picos en solicitudes coinciden con el período vacacional escolar en Venezuela. Es importante resaltarlo, puesto que con la conjunción de dicho período, las restricciones y el confinamiento se pudo apreciar una mayor demanda de las familias en la búsqueda de atención psicológica para los niños, niñas y adolescentes”, indicó Saraiba.
Persisten las alteraciones de ánimo
De acuerdo al Informe Somos Noticia – Capítulo Salud Mental (2021 – 2021), el SAP Crecer sin Violencia ha ofrecido más de 7.512 consultas de atención psicológica gratuitas desde su fundación, de las cuales 4.365 fueron en 2020.
En el año 2020, hubo 3.519 personas atendidas. Se explica en el informe que hay dos modalidades de trabajo: psicoterapia, que son de largo aliento, y orientación, apoyo que se brinda en un máximo de tres sesiones. Agrega que de los 145 núcleos familiares que se atienden actualmente por las consultas de psicoterapia, se han beneficiado un aproximado de 641 personas.
Una especificación que trae el informe es que el 66% de las personas atendidas en 2020 corresponde a niños, niñas y adolescentes. “Los adultos atendidos en el contexto de nuestro trabajo se enmarcan en el apoyo a las familias de los niños que reciben algún tipo de apoyo psicosocial en el servicio”, manifestó Saraiba.
El coordinador del SAP Crecer sin Violencia señaló que tras un año de pandemia es posible afirmar que el principal efecto de la pandemia, relacionado a la salud mental, son las alteraciones en el estado de ánimo. Detalló que en el año 2017 este motivo de consulta estuvo presente en 24% de los casos, en 2018 un 28%, en 2019 disminuye a un 22% para escalar en 2020 a un 39%. “Es sin duda un hito histórico en el monitoreo realizado por el servicio”, puntualizó.
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Señaló que un dato asociado a este motivo de consulta es la ideación suicida. De acuerdo a los resultados presentados, la presencia de ideación suicida (pensamientos de muerte, ideación suicida estructurada o no estructurada) estuvo en el 21,24% de los pacientes atendidos en 2020 (72 casos / 339 casos con alteración del estado de ánimo). “Sobre la base de este dato es posible indicar que 1 de cada 5 personas atendidas que presentan alteraciones del estado de ánimo presenta algún tipo de ideación suicida”, advirtió Saraiba.
Aunado a esto, hubo un incremento para 2021 de este indicador: pasó a estar presente en 25,93% de pacientes.
Saraiba hizo énfasis en que la escalada de las alteraciones del estado de ánimo y riesgo suicida requieren acciones urgentes. «No atender esta situación es como si no atendiéramos a los pacientes oncológicos», apuntó.
Violencia en casa
12% del total de pacientes atendidos en el SAP Crecer sin Violencia dijo haber sufrido alguna forma de violencia. Saraiba especificó que los tipos de violencia reportados son:
- Sexual: 34% de los casos
- Acoso escolar: 25% de los casos
- Intrafamiliar: 19% de los casos
- De género: 19% de los casos
- Violaciones de derechos humanos: 3% de los casos
“Sin ser un motivo de consulta en el que nos enfocamos, 34% de las personas que reportaron violencia también indicaron ser víctima de agresión sexual. representa una mayor visibilidad del problema e incidencia dentro de una dinámica sociofamiliar impactada profundamente por la pandemia. Encontramos que el confinamiento ha llevado a que se prolongue el contacto entre niños, niñas y adolescentes y sus agresores, los cuales se encuentran la mayoría de las veces en el entorno cercano de estos”, mencionó el coordinador del SAP Crecer sin Violencia.
En paralelo, hay una práctica generalizada en Venezuela que es penada por la ley: el castigo físico. 18% de los niños atendidos fueron víctimas de castigo en 2020. Sobre esto, el informe destaca que 34% de ellos son castigados físicamente por su comportamiento en el hogar.
«En la familia hay una necesidad importante que el niño sea obediente. Pero muchas veces ese enfoque basado en la obediencia puede terminar en el uso de la violencia en la crianza», señaló Saraiba.
Cuidar la salud mental
«La salud mental debe ser prioridad dentro y fuera de la pandemia, aun cuando sabemos que la agenda pública está enfocada en la importancia de vacunar a toda la población», afirmó Saraiba.
Cecodap mantiene en este informe su línea propositiva y ofrece 10 recomendaciones:
- Establecer una política pública en materia de salud mental dirigida a la protección de niños, niñas, adolescentes y sus familias: integral, sostenida, planificada y con recursos suficientes y mecanismos de monitoreo y evaluación bajo una perspectiva de derechos humanos
- Fortalecer las capacidades del sistema educativo para la promoción de la salud mental: implementar estrategias de formación al personal docente e incluso desarrollar acciones de salud mental y apoyo psicosocial dirigidas a estos.
- Fortalecer la capacidad del sistema de protección frente a situaciones de violencia y vulneración de derechos: incrementar las capacidades operativas, técnicas y financieras. Todo ello conforme a lo dispuesto en la Lopnna.
- Adoptar medidas que permitan garantizar los servicios psicosociales con especial énfasis en niños, niñas y adolescentes con condiciones psiquiátricas: Incrementar servicios de hospitalización, atención ambulatoria, acceso a medicamentos especializados y protocolos de atención bajo criterios técnicos y bioéticos.
- Cesar la persecución y el hostigamiento a las organizaciones de defensa de derechos humanos y actores humanitarios.
- Desarrollar planes de cooperación y financiamiento a través de las agencias del sistema de Naciones Unidas y otros actores humanitarios: que permitan asegurar la continuidad de los servicios de salud mental y apoyo psicosocial implementados por la sociedad civil.
- Publicar y difundir los datos del sistema público de salud que permitan contribuir a dimensionar las necesidades de la población en materia de salud mental.
- Desarrollar convenios multisectoriales de formación y extensión con universidades, gremios y agrupaciones científicas: a fin de fortalecer las competencias de los profesionales del área de salud mental y el sistema de protección.
- Implementar planes que permitan servicios de salud mental y apoyo psicosocial dentro de los sistemas educativos.
- Fomentar la creación de programas de fortalecimiento familiar para ofrecer soporte psicosocial a las familias.