Un nuevo año escolar está a la vuelta de la esquina y debemos prepararnos. Es hora de comenzar a regular los horarios que suelen descontrolarse durante las vacaciones. Ir ajustando la hora de acostarse y levantarse por lo menos una semana antes puede ayudar. Terminar de completar y organizar los uniformes y útiles escolares con los muchachos puede ser una forma de involucrarlos.
¿Estarán los centros educativos en condiciones? En un país como el nuestro es inevitable preguntarse si las escuelas cuentan con los recursos requeridos. Los temores se potencian ante los limitados recursos para responder a las condiciones laborales del personal docente, el mantenimiento, dotación de los centros y la disponibilidad de todos los servicios públicos.
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Las escuelas deben ser espacios para el aprendizaje, socialización y también para la protección alimentaria y de la violencia de nuestra población estudiantil. Para ello es fundamental que el Estado cumpla con su obligación de garantizar que cada escuela tenga acceso a electricidad, agua potable, transporte, seguridad, alimentación escolar, así como todos los servicios que sean necesarios. Se debe prestar especial atención a la protección social del personal docente, administrativo y obrero.
Comenzar con buen pie
En esos primeros días es cuando más necesitan sentirse queridos, comprendidos y apoyados por su familia y por el centro educativo. El recibimiento cálido es muy importante, desde el momento de llegar y durante toda la jornada escolar. Sabemos lo fundamental que constituye fomentar los vínculos empáticos para crear un clima afectivo y efectivo para la convivencia y el aprendizaje.
Estos primeros días de clases son propicios para el encuentro. Tiene que ser un momento donde los estudiantes se sientan acogidos, que nos interesan y encuentren motivos para seguir adelante a pesar de las dificultades. Hay que generar espacios para abordar con ellos: ¿Cómo se sienten?, ¿qué esperan de este nuevo año? ¿qué están dispuestos a aportar?
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Conversar con y entre los estudiantes sobre cómo pasaron las vacaciones y chequear sus expectativas y dudas, así como las ideas que proponen incorporar como estrategias para hacer las actividades más interesantes y motivantes. Es el momento de darles espacio para que puedan mostrar lo que traen en sus “morrales emocionales”, la aprehensión por una experiencia de acoso escolar sufrida en el año anterior o en la escuela donde estudiaron antes, o por ser el “nuevo”, porque tuvo que cambiar de colegio; o por tener alguna condición en particular.
Esto se puede hacer con relatos, dibujos, dramatizaciones, técnicas de dinámicas grupales. La educación académica y la educación emocional: deben ir de la mano desde el inicio del año escolar.
Cinco retos para los docentes
- Ocuparse de la salud física y mental. Ante las presiones e incertidumbre generadas por la situación y condiciones laborales es fundamental dedicar espacios y acciones personales y grupales para el autocuidado y la salud mental de los miembros de la comunidad educativa.
- Promover la educación emocional para el desarrollo de habilidades sociales. Cultivar relaciones positivas, estimulantes que fomenten la convivencia; facilitarán dar un sentido y motivación a los estudiantes que redundará en la permanencia escolar, el logro académico y la prevención del acoso escolar, discriminación y otras formas de violencia.
- Trabajar articuladamente con las familias en el proceso educativo de sus hijos y en la gestión del centro redundará en un beneficio para toda la comunidad.
- Trabajar en equipo. El apoyo de directivos y colegas es fundamental en la cotidianidad y en los momentos de conflicto o crisis. El aislamiento e incomunicación agudizan los problemas. Debe fomentarse y brindar espacios para promover la empatía, comunicación y el trabajo colaborativo.
- Facilitar la participación estudiantil. El sentido de pertenencia contribuye a que los estudiantes se sientan a gusto, se involucren y contribuyan en tareas de prevención y la resolución de conflictos.
Cinco retos para las familias
- Contar con los recursos económicos. Cubrir el presupuesto de los útiles, materiales, uniformes, transporte y alimentación supone un esfuerzo para la mayoría de las familias. No caer en la tentación de pensar que “como no aprende mucho en la escuela es igual que se quede en casa”
- Participar en el centro educativo. Si las familias se involucran es más factible buscar respuestas solidarias para la gestión y funcionamiento de los centros. Es clave la participación activa y permanente en reuniones, actividades, asambleas, jornadas y encuentros que evidencien el interés en el proceso educativo.
- Mantener la comunicación con los docentes. Establecer un canal permanente para una comunicación asertiva y respetuosa posibilitará prevenir y abordar las situaciones que surjan.
- Acompañar a los hijos en su proceso. Estar abiertas a conversar sobre cómo les va, apoyar en sus asignaciones, observar cualquier signo de violencia o acoso. Establecer un acuerdo sobre el uso, horarios, tipo de contenidos en dispositivos electrónicos utilizados para estudiar y/o para la recreación
- Establecer un vínculo colaborativo con otras familias. Mantener el contacto y comunicación con otros representantes contribuye a poder gestionar situaciones del día a día, anticipar, prevenir y apoyarse. Saber que no estamos solos en las cosas que nos ocurren. Los grupos de whatsapp pueden ser un recurso valioso y hay que preservar que no se vuelvan espacios tóxicos dando rienda suelta a la agresión o descalificación.
Cinco retos de los estudiantes
- Valorar el esfuerzo de sus familias. Responder a su confianza asistiendo a las clases y cumpliendo sus responsabilidades escolares y mantenimiento de las instalaciones del centro.
- Participar activamente en el proceso educativo. Tener la mejor disposición para contribuir a la generación de un clima escolar positivo, de respeto, apoyo a los compañeros y reportar cualquier situación de acoso escolar o violencia.
- Mostrar una actitud de respeto y reconocimiento al personal docente. Sabemos de las limitaciones en que están trabajando y el déficit de profesionales, por lo que es importante valorar su aporte y tener una comunicación asertiva y respetuosa ante conflictos.
- Mantener la motivación para encontrarle sentido al estudio. No dejarse llevar por mensajes en redes sociales que promueven el éxito inmediato con poco esfuerzo y descartando la necesidad de formarse.
- Aprender a usar la tecnología y la inteligencia artificial en la educación. Informarse y formarse para conocer el uso de las nuevas herramientas como la IA de forma segura, sin perder la capacidad de desarrollar un pensamiento crítico y el desarrollo de la inteligencia emocional.
Óscar Misle y Fernando Pereira
Educadores, orientadores, escritores y fundadores de Cecodap.
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