El autocuidado es un elemento de gran importancia para la salud mental de todas las personas, independientemente de los roles que cumplan en sus vidas. El autocuidado es incluso una responsabilidad ante nuestra propia salud física, mental y emocional.
Sin embargo, para los padres y cuidadores, a veces la vida se hace tan ajetreada que el autocuidado personal pasa a un segundo plano. A veces, porque se les complica organizar el tiempo de forma que puedan incluirlo en sus planes. Otras porque consideran que el bienestar de sus hijos tiene mayor importancia que el suyo propio, generando un sentido de sacrificio que a la larga puede traer conflicto.
No obstante, al dejar de lado el autocuidado personal, los padres pueden acumular malestar emocional y estrés proveniente de las distintas dificultades de la vida, generando así que se sientan abrumados y que este malestar se muestre en la dinámica familiar de una manera u otra.
Por esto, es importante que los padres y cuidadores tengan en cuenta que el autocuidado debe ser un elemento prioritario en sus vidas. Es momento de permitirse un espacio para ellos mismos en el que puedan realizar actividades que les ayuden a liberar el nivel de estrés al que están sujetos en el día a día.
Un equilibrio
Para poder ejercer la crianza, con todos los retos que implica, hace falta que los padres mantengan un nivel de funcionamiento que les permita enfrentarse a las dificultades de manera asertiva y mantener la calma frente a situaciones difíciles; en líneas generales, de responder a las necesidades cotidianas de sus hijos.
Si durante este proceso de crianza, los padres dedican el 100% de su tiempo y energía a sus hijos, las demás áreas de su vida empezarán a verse afectadas, tales como la vida de pareja, sus amistades, pasatiempos o crecimiento profesional. Estas áreas pueden representar un espacio de autocuidado para los padres.
Cuando estos espacios dejan de estar presentes, los padres empiezan a vivir un proceso de desgaste que afecta la capacidad de lidiar con la cotidianidad de manera asertiva y calmada, y se hacen más vulnerables a las reacciones del estrés, tales como los gritos, las amenazas o incluso el uso del castigo físico.
Los padres deben entender la necesidad de cuidar de sí mismos para poder cuidar de otros y los beneficios de poder disfrutar de sus intereses personales y de desenvolverse en ambientes distintos al hogar.
¿Cómo lograr espacios de autocuidado?
En principio, hay que entender que el autocuidado no es una receta general que funcione de la misma manera para todas las personas. Es importante que cada quien realice un ejercicio de analizarse a sí mismo, sobre qué actividades les gustan y cuáles no o qué horario le funciona mejor que otros.
Asimismo, también hay que tener en cuenta que el autocuidado se da más como un proceso. No es una meta que se alcanza y se acabó el trayecto. De esta manera, podemos ver el autocuidado como distintas actividades que dependen de elementos que pueden cambiar en el tiempo, como los intereses, la disponibilidad horaria, la capacidad económica, entre otros.
Por esto, identificar las actividades que podemos considerar espacios de autocuidado puede ser abrumador, y así como podemos tener un espacio de dos horas para hacer ejercicio o ver una película, también lo puede ser un momento de 15 minutos que decidimos tomar para respirar y calmar nuestras emociones.
Así, si queremos incorporar el autocuidado en nuestras vidas es importante saber que podemos empezar de a poco, primero teniendo la conciencia de que es necesario, para poco a poco ir abriendo espacios en nuestras vidas que nos permitan identificar aquellas actividades que nos funcionan, bien sea el ejercicio, la escritura, la lectura; o cualquier otra; y poder, lograr un espacio para nosotros mismos en esta vida tan ajetreada.