El Estado brilla por su ausencia y deja a los niños a la deriva

La emergencia humanitaria compleja que atraviesa Venezuela tiene más secuelas de lo que el Estado visibiliza. La salud física y mental se ven afectadas por esta situación, tanto o más como la educación.  En este informe Somos Noticia 2018, capítulo Desarrollo, presentamos el panorama de la vulneración de estos derechos de los niños, niñas y adolescentes.

“El Estado brilla por su ausencia y deja a los niños a la deriva. El desarrollo físico y mental está comprometido”, aseveró el psicólogo y coordinador del programa Creciendo Sin Violencia de Cecodap, Abel Saraiba.

El balance estuvo a cargo de Angeyeimar Gil, trabajadora social, investigadora y profesora de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Contó con el apoyo para la evaluación del derecho de la salud de los doctores Enriqueta Sileo y Huniades Urbina, miembros de la Academia Nacional de Medicina. Además participó como responsable del segmento de salud mental el psicólogo Abel Saraiba. Otra aliada fue Noelbis Aguilar, docente de Fe y Alegría.

“Crecer bajo la emergencia, significa crecer con estructuras de soporte muy frágiles, y asideros comprometidos por la sensación perenne de amenaza. No son pocos los niños y adolescentes afectados directamente y que hoy requieren algún tipo de atención”, asegura el psicólogo Saraiba.

Panorama del derecho a la salud

En 2018 persisten las enfermedades inmunoprevenibles; es decir, aquellas que pueden ser evitables a través de políticas de vacunación. Otro dato importante del informe es la caída de 3,5 años en la esperanza de vida del venezolano, tal como advierte la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi).

• El 30 de junio del 2018, Venezuela perdió su estatus de ser un país libre de sarampión. Para ese año se confirmaron 5.668 casos, que aumenta a 5.779 acumulados para todo el 2018; es decir que 111 casos estaban rezagados de otros años.
• La mortalidad por difteria aumentó en Venezuela en 2018, en 45,63% al comparar con 2017. El año 2018 fue el de peor impacto de la epidemia de difteria en Venezuela; por ejemplo en la semana epidemiológica #31 de 2019 se notificaron 2.956 casos sospechosos (1.208 en 2018 y 384 en 2019).
• La salud retrocedió 29 años de avances con los casos de poliomielitis. En un reporte publicado el 11 de junio 2018, se señala que los sectores más vulnerables son los de extrema pobreza, ya que, este virus es causado por el consumo de aguas contaminadas o alimentos sin previa higiene.
• Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Venezuela es responsable del 53% de los casos de malaria reportados, seguido del Brasil con un 25%. Los casos de niños y adolescentes alcanzó la cifra de 98.725, de los cuales son más de 63.000 en adolescentes (mayores de 10 años) y a predominio de los varones en un 65%.

“Es evidente que se está violentando el derecho a la salud en toda su dimensión en virtud de ser un derecho constitucional y un derecho humano, es universal, inalienable e individual; cuando la persona no cuenta con la posibilidad de acceder a todos los medios para preservar su salud en buenas condiciones”, afirma la doctora Enriqueta Sileo.

Panorama del derecho a la salud mental

La salud mental es el gran ausente dentro de los indicadores que dan cuenta del impacto de la emergencia humanitaria compleja que atraviesa el país. El daño causado a la niñez, la mayoría de las veces se mide a partir de otros parámetros, como lo son la desnutrición infantil, mortalidad, deserción escolar y el acceso al derecho a la identidad, entre otros.

Cecodap abrió en 2017 el programa Creciendo Sin Violencia, dentro del que se incluye el servicio de atención psicológica, para dar apoyo a las víctimas de la emergencia humanitaria.

Durante 2018, en el servicio se atendió a 186 casos, en 516 consultas. «Es conveniente indicar que cada caso puede implicar la atención de diversas personas; pues en Cecodap no solo se atiende al niño, niña o adolescente sino también a sus parientes», aclaró Saraiba.  Agregó que el 81% de los casos atendidos corresponden a niños, niñas y adolescentes. De esta población 51% son niños y niñas y 30% adolescentes.

Dentro de los motivos de consulta abordados encontramos el conflicto familiar y uso del castigo físico y humillante (CFH) con 50% del total de los casos, seguidamente de alteraciones del estado de ánimo con 28% y en tercer lugar niñez dejada atrás con 8%.

“El agravamiento de las condiciones de vida de las familias han supuesto que los padres, madres y representantes se vean sometidos a mayores niveles de estrés asociados a los esfuerzos que deben realizar para poder cubrir con las necesidades básicas. Esto, se traduce en aumento de niveles de violencia contra los niños, niñas y adolescentes; especialmente aquellos en edades entre 0 a 5 años, producto de la alta demanda de atención que requieren”, manifiesta Saraiba.

Panorama del derecho a la educación

Noelbis Aguilar, directora del Programa Escuela de Fe y Alegría, explicó que la deficiencia en la educación venezolana está relacionada con varios factores. Uno de ellos es la situación sociopolítica; pero el más visible es el incremento de los costos para adquirir bienes y servicios, al igual que la deficiencia de los servicios públicos.

En el año académico 2017-2018 el Programa Escuela de Fe y Alegría dio atención educativa a 109.441 niñas, niños y adolescentes (NNA) en los 176 planteles que tiene la organización en todo el país.

La asistencia rutinaria a clases en el año escolar 2017-2018 no fue posible. En todas las regiones los estudiantes faltaron a sus actividades académicas por escasez de comida, falta de transporte público y la salida de padres  y/o responsables fuera del país, entre otros motivos. “Nuestra meta es dar 180 días de clases y en promedio en 2018 se llegó a 154”, mencionó la representante de Fe y Alegría.

Hubo en el periodo escolar 2017-2018 un total de 2.607 NNA que no culminaron sus estudios en los colegios de Fe y Alegría en los cuales fueron inscritos al inicio del año académico. Además, se detectó que hubo una deserción escolar de 1.411 alumnos.

Docentes, personal administrativo y obrero de las escuelas permanecen afectados por la escasez de alimentos, las dificultades para movilizarse al plantel y la exposición a robos ante el aumento de grupos de civiles armados en los barrios.