Saraiba: El abuso sexual está más presente de lo que creemos

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Las secuelas en el abuso sexual infantil pueden ser tan profundas que llegan al subconsciente. Así lo retrató Abel Saraiba, coordinador adjunto y coordinador del Servicio de Atención Psicológica (SAP)  de Cecodap, durante un Space realizado por La Vida de Nos, realizada el miércoles 27 de julio.

Para Saraiba, el tema del abuso sexual, no tiene distinciones de raza, género ni estrato socioeconómico. “Definitivamente es un tema que nos conmueve, que nos estremece y el cual es percibido como una de las peores formas de violencia contra los niños, niñas y adolescentes. Es una dura realidad que no le pasa a algunos desafortunados, sino que está mucho más presente de lo que creemos”, sostuvo.

Señaló que del total de casos recibidos en 2021 dentro de Cecodap, que estaban relacionados con violencia, 32,9% tenían vinculación con un abuso sexual en niños, niñas y adolescentes. “Lo más frecuente es que ocurra en niñas y adolescentes. Es que en las formas más recurrentes de violencia contra la niñez y la adolescencia, como son el maltrato infantil, la violencia basada en género, entre otros, suele ser ésta población la más afectada”, sostuvo.

Explicó que ante la opinión pública, sobre todo en las familias, el tema del abuso sexual suele ser tabú. “Sobre el hecho se cierra un manto de silencio, lo que produce aún más traumas en los niños, niñas y adolescentes. Es más, me atrevo a decir, que es uno de los grandes temas y dolores que produce más traumas en los niños”, explicó.

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El silencio cómplice

El coordinador del Servicio de Atención Psicológica de Cecodap enfatizó que uno de los grandes traumas de los niños y niñas víctimas de abuso sexual suele estar atado al silencio de las familias, así como no querer evidencia que hubo una situación de violencia en su entorno.

“Sentir que las personas que debieron protegerte no te creen puede ser muy traumático. Cuando los familiares se enfrentan a esta realidad tan densa, que involucra a personas tan cercanas (como padres, amigos, compadres), existen ciertas dudas, sobre todo relacionadas a si el niño miente o está tratando de manipular”, sostuvo.

Enfatizó que la empatía en los casos de abuso sexual es esencial para comenzar el proceso de reparación. “No es llegar con dudas, sino ser empáticos. Si bien no siempre podemos prevenir el abuso sexual, podemos controlar la manera en la que reaccionamos ante el hecho”, enfatizó.

Agregó que: “Tenemos a papás que ponen el tela de juicio el testimonio de sus hijos, así como otros que buscan ayuda profesional. Sin embargo, tenemos que buscar apoyar a las víctimas, porque es probable que, cuando hay un agresor en la familia, repita el comportamiento de agresión”.

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Debe ser voluntario

Saraiba señaló que si bien los procesos terapéuticos en niños, niñas y adolescentes pueden ser efectivos para comenzar a reparar las agresiones sexuales, este tiene que ser de carácter voluntario por parte de la víctima. “No es lo mismo ir a terapia a que sea una orden por parte de los padres. El proceso tiene que ser aprobado por los niños, niñas y adolescentes víctima”, agregó.

Sostuvo que muchas veces, luego de presentarse una situación relacionada al abuso sexual, los padres buscan con urgencia un proceso de terapia, pero este debe estar atado a si el paciente se puede sentir revictimizado. “Hay un tiempo de vivir el dolor y otros para procesar el dolor. Si hay una afectación, nuestra recomendación allí es mantenernos cerca y en contacto. Para que la terapia funcione el niño y el adolescente tiene que ir con la disposición de estar en la sesiones”, agregó.

Explicó que una vez comience el proceso terapéutico, los niños y niñas pueden experimentar cambios más rápidos que los adultos. “La experiencia con los niños y niñas es más bella, porque los sueños de los niños son más claros, la forma de expresarse son más variadas y explícitas”, agregó.

Sostuvo que ningún niño, niña ni adolescente víctima de abuso sexual está condenado a una vida de sufrimiento. “Incluso, muchos que no reciben terapia, pueden experimentar sanaciones, aunque este proceso es más lento y perdurable en el tiempo”, señaló.

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Los agresores

Saraiba enfatizó que hay cientos de elementos que pueden hacer a un niño o niña vulnerable ante una situación de abuso sexual. “Las víctimas son tan variadas como los agresores”, agregó.

Sostuvo que «el agresor no ataca a un niño o adolescente fuerte o al que percibe como fuerte. El agresor tiende a identificar vulnerabilidades, salvo a los casos callejeros. Además, el agresor estudia el terreno. Establece relaciones de confianza. El abuso pasa en lugares cercanos”.

Detalló que los niños, niñas y adolescentes que sufren de violencia, maltrato infantil, negligencias o que viven en ambientes hacinados, con problemas relacionados a la violencia basada en género de sus padres, pueden ser más propensos a ser abusados por agresores sexuales.

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