
En palabras simples, el consentimiento es demostrar explícitamente el estar de acuerdo con algo, como cuando nos preguntan si queremos chispitas de chocolate en nuestro helado y respondemos que SÍ. Esto es algo que vamos aprendiendo desde que somos pequeños. Es necesario formar a nuestros hijos en relación a ello, debido a que el consentimiento que comienza con la elección de un alimento luego tendrá incidencia frente a formas de violencia como el abuso sexual.
¿Cómo se hace esto?
Cuando los pacientes nos preguntan en terapia cómo puedo enseñarle sobre un concepto tan abstracto, mi respuesta como terapeuta siempre es: aprovechando situaciones cotidianas para practicarlo. Debemos buscar momentos adecuados para hablar con los hijos y quién mejor que los padres que además tienen una gran responsabilidad en esto.
Por ejemplo, si estamos jugando con nuestra hija o hijo y le comenzamos a hacer cosquillas y después de unos segundos nos dice que paremos, debemos parar. De esta manera está aprendiendo que su voluntad es respetada.
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Otro ejemplo puede ser el momento del baño. Allí podemos aprovechar y comentarles por qué le estamos ayudando a bañarse; al igual que si fuese otra situación en la que pueda necesitar nuestra ayuda (dependiendo de la edad pudiera ser construir un castillo de legos, vestirse, bajar o subir un escalón o beber agua).
Un momento adecuado puede ser también cuando vean una película o cuando comentan algo que leyeron o escucharon. Cuando cuentan algo que sucedió en la escuela.
En otros casos, los momentos surgen de determinadas reacciones que le vemos al niño o niña. Por ejemplo cuando se opone a abrazar o a besar a otra persona, así sean familiares con los que se tienen relaciones afectivas. En esas situaciones nunca se debe obligar al niño a dar esta demostración de cariño o de respeto, si no lo desea.
Es importante la relación de confianza que tengamos con los niños. Sabemos que no todas las personas respetan el consentimiento de los demás, así que una confianza sólida con nuestros hijos los puede proteger ante una posible situación de abuso. Enseñémosles que una persona de confianza no diría “este es un juego que solo tú y yo podemos jugar”. Todos los juegos para niños están accesibles a todos los niños.
Enseñar a los niños los términos anatómicamente correctos y adecuados a su edad, de las partes de su cuerpo enseña al niño sobre su cuerpo, le da confianza en sí mismo y permite establecer una sana comunicación entre padres e hijos.
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El consentimiento debe ser mutuo
Es necesario que los niños comprendan que el consentimiento es mutuo. Es decir, ellos también deben respetar las decisiones de la otra persona y eso podemos enseñarlo con la práctica o con el ejemplo.
Mientras juegan con otros niños, deben preguntar a sus amigos si quieren jugar o con cuál juguete quieren interactuar. Preguntar a su amigo o amiga si quiere que le tome de la mano o si quiere un abrazo.
Este aprendizaje es más fácil cuando el niño tiene hermanos y deben compartir espacio y juegos.
Repasemos lo aprendido
– El permiso es importante porque es una manera de decir lo que se quiere y para permitir el contacto físico. Se trata de que cada niño aprenda a cuidar su cuerpo.
– El niño puede cambiar de opinión. Si en un momento determinado ya había dado su permiso puede luego decidir no hacerlo. No debemos obligarlo a hacer algo que no quieren o de lo cual no están seguros.
– Permítanle decir no a los abrazos y besos.
– Pídanle su consentimiento cuando necesiten establecer un contacto físico por ejemplo si quieren que les ayuden a vestirse o a bañarse. Por supuesto esto es así cuando el niño ya es capaz de hacer estas actividades por sí mismo.
Fundamentalmente son dos aspectos importantes para que comprendamos cómo debe darse el consentimiento. Uno de ellos es la información, que debe ser adecuada al nivel de comprensión del niño y para esto los padres deben conversar con sus hijos sobre este tema y el otro es la libertad, el niño no tiene por qué estar obligado por las circunstancias o por el ambiente que lo rodea. Es decir, el niño debe sentirse libre y seguro de expresar su opinión.
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Duda frecuente
¿Hay una edad adecuada para comenzar a hablar del consentimiento con los niños? No hay una edad específica para hablar de este tema con los niños, porque su capacidad de comprender y valorar la información está determinada por muchos factores que determinan su madurez. Pero mientras más temprano podamos enseñarles que los niños puede decidir sobre su cuerpo, que lo debe cuidar y no dejar que otros decidan, irán aprendiendo la importancia del consentimiento para muchos aspectos de su vida.
Enseñemos sobre consentimiento. El cuerpo de los niños es de ellos y de nadie más. Protejamos contra el abuso.

Natasha Faría
Psicóloga egresada de la Universidad Central de Venezuela y de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (España). Máster en Análisis Conductual Aplicado de la Universidad Complutense de Madrid. Aprendiz en Disciplina Positiva y derechos de los niños, niñas y adolescentes. Mi perspectiva de trabajo se basa en la crianza con respeto, promoviendo las habilidades potencialidades de los niños, niñas y adolescentes.
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