Abel Saraiba: el peor daño lo produce el silencio cómplice frente al abuso sexual

Existen tres factores claves que permiten identificar una situación de abuso sexual en niños, niñas y adolescentes: la falta de consentimiento, la relación de poder del victimario con la víctima y la confianza creada por la cercanía. Separadas pueden significar muchas situaciones, juntas, en un contexto de abuso, es sumamente peligroso.

Para Abel Saraiba, coordinador adjunto de Cecodap y precursor del Servicio de Atención Psicológica, el abuso sexual es un tema muy frecuente en los hogares venezolanos y no es un asunto abstracto al entorno. “Es por eso que es importante alzar la voz”, sostuvo el psicólogo durante una entrevista con Fabiana Rodríguez, Miss Distrito Capital 2021. El segmento en el Instagram de la joven es parte de su proyecto Aclaremos que oscurece para optar a la corona del Miss Venezuela.

Las denuncias de abuso sexual durante el último año han tenido mayor visibilidad debido a que sus víctimas demandaron y alzaron la voz por las redes sociales, luego del silencio en su entorno.

Para Saraiba el mayor daño que se le hace a una víctima de abuso sexual es el silencio cómplice de las familias, autoridades y cualquier otra persona con el conocimiento de que se realizó un delito. En términos legales, esto se trata de una revictimización.

Cuando está en la casa

Cuando ocurre una agresión sexual en la familia es muy difícil tratarlo, pero fácil de identificarlo. Así lo resumió Saraiba quien enfatizó que los abusos sexuales, cometidos contra los niños, niñas y adolescentes por miembros de su familia cercana afecta profundamente a la familias.

“En muchos casos puede haber incredulidad, no solo por el hecho del abuso, sino que, al momento de contarlo, la familia lo pone en duda. Prefiere no creer sobre el hecho, puesto que el agresor es una persona de confianza”, sostuvo.

Saraiba señaló que la clave para manejar las situaciones de abuso contra NNA, es que la familia lo tome en serio. “No podemos cargar sobre la víctima la culpa de la situación. La familia se siente avergonzada. En ese sentimiento de vergüenza, nos alejamos de esa persona. Eso cambia y afecta a las situaciones familiares”, agregó.

Continuó: “No hay nada peor que el silencio cómplice. No debería haber vergüenza. Tenemos que entender que el proceso de sanar nos corresponde a todos. A las víctimas, a las mamás y a los papás que pueden llegarse a sentirse muy deprimidos y culpabilizados. Como familias, para poder salir adelante, el mayor enemigo implica el silencio cómplice, que puede dañar tanto como alzar la voz”, dijo.

Confianza en contexto

“La confianza es clave en la comisión del delito de abuso sexual. La mayoría de las situaciones de abuso sexual se valen de un manto de confianza. Claro en las situaciones callejeras, donde el abuso es cometido de forma violenta, no está ese grado de confianza; pero, en los casos de niños, niñas y adolescentes parece ser un factor común”, expresó Saraiba.

“En el trabajo, así como en el hogar bajo la figura de quien da el dinero, sobre todo en el contexto de situaciones de pobreza, puede ser un condicional para que los abusadores aprovechen su posición de poder para cometer el abuso. Básicamente, utilizar la vulnerabilidad de las víctimas para acercarse”, explicó Saraiba.

Prevención del abuso  

Evitar las situaciones de abuso puede ser complicado, puesto que no existen las garantías para precaver al 100%; sin embargo, se puede disminuir la incidencia. Para el psicólogo la clave está en explicar a los niños y las niñas cómo es el abuso sexual, sin caer en detalles.

“En principio que aprendan a identificar las partes del cuerpo y enseñarles quién puede tocar su cuerpo, que aprendan que es el consentimiento; que nadie tiene el derecho de tocarlos de manera indebidas. A medida que van creciendo, dar detalles de las situaciones. Muchos padres se preguntan cómo hacerlo, las formas y el tono, pero en principio es explicar quién puede y quién no puede tocarlos”, enfatizó.

Saraiba agregó que a medida que los niños y las niñas van creciendo es bueno preguntarle qué conocen sobre la situaciones, que puedan estar ligadas a su cuerpo y el consentimiento. “Dependiendo de la respuesta, lo validamos. En el caso de que sea errónea, es nuestra tarea como papás y mamás rectificarles a los niños o las niñas. Finalmente, si hay vacíos, podemos ayudarlos a completarlos”, señaló.

Recalcó que los padres tienen que trasmitir al niño o niña la sensación de que le pueden contar cualquier situación, sin sentirse atacados o juzgados. “Muchas víctimas infantiles en situación de abuso sexual suelen no contarles a sus padres puesto que asumen que no le vamos a creer, que los vamos a atacar o que podemos terminar de meterlos en un problema. Tenemos que hacer sentir a nuestros hijos que nos pueden contar cualquier cosa, que pueden comunicarse con nosotros”, agregó.