La alegría es una emoción que aparece producto de sucesos deseables o agradables. El éxito en alguna tarea, el logro personal, obtener respeto, amor o afecto, recibir una sorpresa agradable o experimentar sensaciones placenteras son algunas de las razones que pueden activarnos la alegría. Parece que se trata de una emoción que depende de condiciones exteriores, que no depende de nosotros.  La verdad es que no necesitamos de un estímulo externo para sentirla y aquí aprenderemos cómo cultivar la alegría.

Recordemos que la alegría nos indica que las cosas están saliendo bien. Además, esta emoción tiene dos funciones básicas. En primer lugar, facilita nuestra disposición a participar en actividades sociales, ayuda a fortalecer y consolidar las relaciones interpersonales. En segundo lugar, tiene la función de tranquilizar y equilibrar las experiencias de frustración, decepción y afectos desagradables en general. Es decir, ayuda a disminuir el estrés y los efectos inquietantes de las emociones aversivas, según Johnmarshall Reeve, del Institute of Positive Psychology and Education. 

¿Qué beneficios trae consigo la alegría?

• Reducción de estrés
• Fortalecimiento del sistema inmune y de la salud en general
• Mejora la calidad del sueño
• Favorece el bienestar emocional
• Incrementa el rendimiento académico y laboral
• Mejora la disposición para enfrentar problemas

¿Cultivar momentos de alegría en nuestro día a día?

Sabemos que en la vida se pueden presentar muchos obstáculos y situaciones adversas generadoras de estrés, ansiedad u otras emociones desagradables. En ocasiones pensamos que la alegría es algo que sucede cuando todo en nuestra vida marcha bien y si no es así, entonces no podemos hacer mucho para sentirnos felices. Sin embargo, la realidad es que en la vida no existen los momentos perfectos y nosotros tenemos la posibilidad de cultivar la alegría a pesar de las situaciones adversas. Así tus elecciones, pensamientos y acciones pueden influir en tu nivel de alegría:

• Cultivar relaciones interpersonales sanas. Dedicar tiempo a fortalecer los lazos afectivos y pedir ayuda cuando es necesario, es una fuente de bienestar.
• Practica la gratitud. Poder identificar aquellas cosas o experiencias que son valiosas en nuestra vida nos brinda una sensación de sentido y armonía.
• Vive en el presente. En vez de estar anclado en el pasado o al futuro, busca oportunidades para disfrutar los pequeños placeres de la vida.
• Desconéctate de las redes sociales. En ocasiones el uso de redes y observar a través de ellas “las vidas perfectas” que tienen otras personas, pudiera hacernos creer que algo está mal con nosotros. Recuerda que no todo lo que se ve en las redes es real, toma una pausa y distancia de ello para enfocarte en ti y en tus seres queridos.
• Realiza al menos 30 minutos de actividad física. Al hacer actividad física liberamos algunas hormonas como la serotonina, encargada de proporcionarnos una sensación de bienestar y felicidad.
• Practica actividades de disfrute. Tomar tiempo para realizar actividades de ocio y disfrute nos permite disminuir los niveles de estrés y por ende favorece nuestra sensación de bienestar. Algunas opciones pueden ser escuchar música, meditar, colorear, salir a caminar, ver una película o serie, comernos algo rico, entre otras.
• Observemos entonces que cultivar la alegría a pesar de las adversidades es algo que está en nuestras manos. No obstante, es importante recordar que estas prácticas pueden ser de utilidad en algunos casos, pero si nos encontramos ante una situación de intenso malestar emocional, el cual no mejora con el tiempo y no podemos gestionar con nuestros propios recursos, es importante acudir a un profesional de la salud mental.