Recupera el control: que esta cuarentena no te venza

Han pasado cuatro meses ya desde que nuestra realidad sufrió una de las mayores sacudidas que hemos experimentado. Si miramos hacia atrás y hacemos un recuento, como si estuviéramos viendo una película, seguramente nos veremos a nosotros mismos a mediados de marzo, desorientados y temerosos por cómo iba a ser el nuevo panorama. Aquellos que son sostén de casa,  estuvieron angustiados por la necesidad de seguir produciendo a como de lugar. Los padres, atentos a las escuelas y pendientes de hacer lo posible porque los niños no se atrasen en sus objetivos académicos. Mientras tanto, ellos se encuentran felices por disfrutar de un -supuestamente corto- período de descanso. 

Posiblemente más adelante, en mayo o junio, la escena se vio distinta: la angustia por generar ingresos se volvió cada vez más pesada porque sabemos que nuestros ahorros no durarán para siempre. Los padres, en el intento de fungir de maestros de la mejor manera que pueden, se han olvidado de ellos mismos y se sienten ahogados entre tantas responsabilidades.

Por otro lado, los niños ya no se sienten tan felices, comienzan a añorar cada vez más sus rutinas pasadas y buscan la manera de asimilar el aumento en las asignaciones que les envían para casa. Aunado a esto, surge en nosotros la ansiedad producida por la pregunta que pasea constantemente por nuestras mentes: y esto ¿cuándo irá a terminar?.

Pues bien, llegamos ya al día de hoy, el presente, cuando sucesivamente se anuncian nuevas extensiones del período de cuarentena. En este momento, podríamos imaginar que en la escena de nuestra película, nos veremos a todos desanimados, mortificados por el presupuesto y nuestras responsabilidades, tristes por sentirnos solos y aislados, desesperanzados por no saber cuánto tiempo más seguiremos así. Si nos posicionamos desde ese punto de vista, el panorama pinta gris, sin embargo, hay una buena noticia dentro de todo esto: tú eres el director de esta película y te toca reescribir el guión.

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Una nueva perspectiva: OSSA

Sabemos que atravesamos una serie de situaciones que difícilmente podríamos controlar. Por ejemplo, el riesgo de contagiarnos de COVID-19, la imposibilidad de realizar diligencias importantes porque no debemos salir de nuestras casas, la dificultad para seguir cumpliendo con nuestros deberes del trabajo, en fin, obstáculos con los que probablemente no contábamos. Sin embargo, a pesar de no poder decidir qué eventos nos tocará enfrentar en la vida, podemos elegir la manera en la que afrontaremos las vicisitudes; de esa elección depende qué tan duro o ligero se nos haga el confinamiento o, en general, la vida misma.

Efectivamente, estamos pasando por una pandemia que truncó muchos de nuestros planes y que puso en riesgo la mayoría de nuestros proyectos futuros; ahora, ¿podemos hacer algo para cambiar esta situación? La respuesta a eso es que si bien no podemos manipular la duración de lo que atravesamos hoy en día, definitivamente sí está en nuestras manos controlar qué tanto nos afectará el momento que vivimos. ¿Cómo? Con la técnica OSAA.

  1. Observa la realidad desde una perspectiva objetiva. A pesar de la evidente importancia y la dificultad que implica la medida de aislamiento, muchas veces, cuando nos encontramos sumergidos en un sinfín de problemas, nos resulta complicado otorgarle la debida dimensión a cada uno de ellos y terminamos inmersos en un océano de emociones negativas del cual puede ser muy complicado salir. Cuando te sientas abrumado o sobrecargado, lo mejor es que realices una pausa, te tomes unos minutos para estabilizar nuevamente tu estado de ánimo y poder entonces analizar con “cabeza fría” aquellos inconvenientes que puedes estar atravesando y que, al haberse acumulado y solapado unos con otros, pudieron haberse visto como algo más inmanejable de lo que tal vez puedan ser. 
  2. Señala soluciones. Después de haberte regalado algunos minutos para relajarte, ahora sí te encuentras en condiciones para encontrarle solución a aquel problema que te está angustiando. Lo recomendable en estos casos es que elabores una lista de posibles maneras de responder ante él, para que puedas evaluar qué tan efectiva resulta cada alternativa.  Evalúa sus pros y sus contras y considera la disponibilidad que tienes para ejecutar cada una. 
  3. Apóyate en los tuyos. Aunque seamos muy fuertes y capaces de sobrellevar situaciones difíciles, todo se logra de mejor manera cuando hay trabajo en equipo. Si vives con tu familia u otras personas allegadas a ti inclúyelos en el plan de acción para solucionar los problemas. De esa manera, solventarán rápidamente la dificultad que se presentó y, por otro lado, fortalecerán los lazos familiares de forma que se sientan acompañados, apoyados y comprendidos.
  4. Adiós a la culpa. Cuando debemos vivir algún evento negativo o difícil de manejar, solemos otorgarle un sentido buscando un culpable y, muchas veces, decidimos que ese culpable somos nosotros mismos. No tiene sentido atribuirnos la culpa de aquella situación complicada, porque el hecho es que ya sucedió y que debemos afrontarla. Sentir que por nosotros fue que ocurrieron aquellas cosas malas, solo hará que nuestra mente esté anclada nuevamente en el océano de emociones negativas, en vez de enfocarse en buscar una salida al inconveniente. Más allá de sentirte culpable, piensa en ti como el responsable: la culpa nos hace víctimas, la responsabilidad nos hace capaces.
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Normaliza tus emociones

Es normal que nos sintamos abrumados por los obstáculos y no podamos verles una solución; sobretodo en un momento crítico como el que estamos atravesando.

Si intentamos afrontar las dificultades de esta manera, aunque los problemas no vayan a dejar de existir, seremos capaces de recibirlos con una actitud distinta. Vamos a poder solucionarlos de manera más efectiva y, por tanto, saldremos fortalecidos y menos afectados por ellos.

Recuerda que “tú tienes poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos. Date cuenta de esto, y encontrarás la fuerza”, como dijo Marco Aurelio.