De pasar una o dos horas diarias juntos, a convivir las 24 horas. El distanciamiento físico obligatorio, ordenado por el gobierno Venezolano, ha unido a Tommy y Axel. Ellos son padre e hijo.
Antes de la llegada de la COVID-19 al país, no vivían juntos. Un proceso de separación de los padres llevó a que Axel, de 11 años de edad, y su hermana de 5 años de edad, tuvieran una residencia separada de papá. Actualmente, Tommy tiene una nueva pareja con quien tuvo un bebé.
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Tommy no es un padre ausente. Además de apoyar en la manutención de sus hijos él los busca en casa para llevarlos a clase. También los lleva hasta actividades extracurriculares y se queda con ellos. Su hija tiene terapia psicopedagógica todas las semanas y ahí está Tommy. Axel acude todos los viernes al #GrupoResonancias, creado por Cecodap para niños y adolescentes. Los representantes esperan a sus hijos en el lobby de la sede. Ahí también está Tommy.
«Cuando comenzó esto, decidimos que la mamá se quedara con la niña y yo con el niño. Es una manera como de compartir más y conocer a mi hijo. Conocer sus inquietudes, sus dudas. Él tiene 11 años y está en una etapa de preadolescencia. Ésta es una oportunidad para unirnos más, porque no estoy todo el tiempo con él», manifestó Tommy en una entrevista telefónica.
Dinámica escolar en casa
El instituto escolar de Axel y su hermana se adelantaron a la contingencia. El viernes 27 de marzo, antes de que se anunciara la cuarentena, llamaron a una reunión a todos los representantes. Se planteó la posibilidad de la educación digital. Para el domingo 15 de marzo, la previsión cobró sentido.
«Hay un representante encargado de la comunicación entre la profesora y nosotros. En el grupo de Whatsapp nos mandan la guía y discutimos las dudas. La primera semana, la semana piloto, nos llegó el martes en la noche, para trabajarla el miércoles», indicó.
Para Tommy y su hijo fue esencial crear juntos un horario. En una tabla están marcadas sus horas y quehaceres. Hay espacio para el deporte matutino, con pelotas y una máquina caminadora. También hay lugar para la tarea y los compromisos laborales de papá. Mientras uno manda correos a sus clientes; el otro calcula cómo hacer curvas con un compás. La comida y el baño están en el horario; al igual que el juego.
«Para nosotros no fue solamente ‘toma hijo el control del televisor y ya’. Él está descubriendo que hay diferentes tipos de conocimientos y que se pueden adquirir incluso estando en casa. También le gustó que ahora puede dormir un poco más, porque en el sistema convencional se tenía que parar a las 5:00 am», comentó Tommy.
De padre a docente
Para ellos la dinámica no ha sido tediosa. Las habilidades autodidactas de Axel han ayudado en este momento. Lo que Tommy no sabe, lo investiga junto a su hijo. A veces le toca a Axel solo, porque papá está cocinando o en otras tareas.
Pero no reciben feedback. A la metodología le falta algo. El seguimiento académico. Se trata de trabajos que realizan día a día, almacenan en una carpeta y después, cuando la cuarentena termine, la maestra revisará y evaluará.
Desde la perspectiva de Axel y Tommy, al regresar al colegio deberán tomar unos días para acoplarse. «Hay 32 papás haciendo las cosas a su manera, en su casa con horarios diferente y atenciones diferentes. Algunos solo usan las mañanas. A algunos las mamás le hacen todo. Hay cosas que hay que afinar», dijo.
También le preocupa sus habilidades pedagógicas. Entiende que los docentes tienes herramientas para enseñar, mientras que los padres no siempre las tienen. «Esto me compromete a ser exigente conmigo. Tengo que hacer un buen trabajo, porque la educación de mi hijo depende de mí. Es un trabajo para mí, porque es un reencuentro con las materias de hace años», apuntó.
El cronograma que padre e hijo tienen no solo ayuda al preadolescente. Para Tommy, la preocupación por no saber cuánto durará el distanciamiento social y por no saber si podrá reabastecerse de alimentos se disuelven en la convivencia con Axel. «Sí, me visualizo fuera del conflicto. Pero también veo estos puntos de unión, alegría y esparcimiento. Me llenan de tranquilidad y paz. Me ayudan a enfrentar el tema de la preocupación», aclaró en la entrevista realizada el 20 de marzo.
Diez días después, la situación se mantiene en el país. El distanciamiento social sigue y se preveé que continúe después del 13 de abril. Ambos se preguntan, ¿cuándo terminará la cuarentena? Tommy tiene la certeza que la cuarentena es una medida preventiva necesaria y así lo inculca a los suyos; sobre todo porque su actual pareja trabaja en el área de la salud. Pero significa una pérdida de contacto con sus otros dos hijos, que la tecnología no logra mermar por las fallas de conectividad. «Hay cosas que mejorar aún. Por eso, mientras esto pasa, Axel y yo tratamos de disfrutar el tiempo juntos», sentencia Tommy.