Yaneidy, su esposo y sus cuatro niños viven en dos contenedores marítimos que fueron su refugio al quedar sin hogar. Allí llegaron en febrero de este año, luego de deambular por Caracas. Abandonados en un túnel, los contenedores se convirtieron en viviendas.
Yaneidy Alejandra Granadillo y su familia vivieron durante dos años cuidando fincas en distintas zonas de Venezuela. Junto a su esposo y sus cuatro hijos iban de un lado a otro para ofrecer sus servicios y, al mismo tiempo, tener un techo donde vivir.
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En diciembre de 2019 los dueños de la finca que cuidaban le informaron que la propiedad había sido vendida y que ella y su familia tenían que desalojar el lugar, ese día se quedaron sin hogar.
Entre enero y febrero de 2020, Yaneidy Alejandra deambuló por varios lugares de Caracas hasta que encontró unos contenedores abandonados en las faldas de El Ávila, donde alguna vez funcionó la construcción del túnel Baralt que conectaría a la avenida Boyacá con la autopista Caracas-La Guaira.
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Yaneidy y su familia se mudaron a los contenedores: tenían uno para dormir y el otro para la cocina y para comer. Pero esa “estabilidad” se acabó cuando a principios del mes de junio funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) llegaron al lugar, las golpearon y les informaron que, en cualquier momento, se llevarían sus casas.