Cuarentena, resiliencia y familias

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Cuando se decretó la cuarentena en el país, a partir de la detección de los primeros casos del coronavirus, no entendíamos mucho cómo asumir el aislamiento. A medida que pasan los días hemos ido asimilando que es una medida preventiva importante para no enfermarnos y evitar que otros se enfermen.

Se requiere tomar conciencia de la responsabilidad de cuidarnos y cuidar a otros. No son unas vacaciones; pero sí será un período en el que estaremos un buen número de días juntos. Puede que sintamos mucha angustia por la incertidumbre de no saber cuánto tiempo durará la cuarentena.

Podemos tomar el camino de la desesperación o el de la aceptación. El primero nos lleva a
desesperarnos y nos impulsa a buscar información. El problema es qué tipo de información, de qué fuente, porque si además nos saturamos leyendo todo lo que circula por las redes sociales o por los WhatsApp esta opción nos lleva con seguridad al abismo de la desesperación.

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El camino de la aceptación nos permite ubicarnos en la realidad y reconocer que existe el problema. Pero también que en nosotros está el poner de nuestra parte lo que nos toca desde el punto de vista higiénico, formativo y de responsabilidad ciudadana.

Resiliencia en cuarentena

La palabra resiliencia ha sonado mucho en los últimos años en el país. La emergencia humanitaria compleja que hemos padecido nos ha llevado a reflexionar sobre cómo podemos salir fortalecidos de esta crisis social, política, económica en la que estamos atrapados.

El término resiliencia viene del inglés resilience y es la posibilidad que tenemos los seres humanos para superar situaciones de trauma, duelos, accidentes y desastres naturales. Es la capacidad que tenemos de salir fortalecidos sin que la salida sea autoagredirnos, agredir a otros o hacernos adictos.

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Según Stefan Vanistendael, sociólogo y demógrafo por la Universidad de Lovaina de Bélgica, la resiliencia es la capacidad de una persona o de un sistema social de vivir bien y desarrollarse positivamente a pesar de las condiciones de vida difíciles.

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La familia resiliente es aquella que posibilita a cada uno de sus integrantes la capacidad de seguir creciendo en situaciones adversas. Concibe los acontecimientos de la vida como parte de un proceso transformador y constructivo.

Factores protectores de la familia resiliente en el contexto de la cuarentena:

  • Redes de apoyo social. Contar con familiares que brinden soporte emocional durante y después de la cuarentena. Salir fortalecido no implica una actitud pasiva o resignada frente a las dificultades. Significa ir desarrollando las habilidades sociales para lidiar con el dolor, la frustración, la impotencia, convirtiendo las cuevas en túneles, gracias a la compañía y apoyo del grupo familiar comienzan a descubrir la luz interior
  • Confiar en que la persona afectada es mucho más de lo que muestra. Como familia podemos descubrir, mostrar y desarrollar nuestras fortalezas, la posibilidad de descubrir en la cuarentena lo que hasta ese momento estaba oculto.
  • Comunicar sentimientos y emociones. En estos día es importante sentir que en la familia nos escuchamos, que cada quien pueda expresar lo que siente y expresarlo sin sentirse juzgado. Que tengamos posibilidades para expresar nuestra rabia, miedos, dudas, desconciertos, sin agredir ni ofender; pero también manifestar nuestros intereses, motivaciones y esperanzas.
  • Reconocer cuando realizan una actividad o acción. Es necesario reconocer aquello que estamos haciendo bien. No solo valorar el resultado final, sino también el esfuerzo realizado y las destrezas demostradas. Felicitarnos, cuando lo reconocemos, no quedarnos en las frases “lo hiciste bien” o “está bonito”, sinoargumentar por qué nos parece importante el esfuerzo realizado.
  • Tener fe en que las situaciones pueden cambiar independientemente de los efectos que pueda haber generado el coronavirus. Es necesario el apoyo espiritual y afectivo. Compartir momentos de oración y meditación que posibilitan apreciar que en la vida la fe y la esperanza permiten que se trasciendan los
    momentos difíciles.
  • Utilizar el sentido del humor, valorar y disfrutar las salidas humorísticas que nos dibujan sonrisas y mejoran nuestro estado anímico. No como una forma para escapar de la realidad, sino la posibilidad de ver el lado jocoso de la vida y de las circunstancias.
  • Aceptar a los otros por lo que son. Aceptarnos tal y como somos, no por lo que debería ser; aunque en algunos momentos surjan desacuerdos, no nos deben distanciar. Es importante no hacer comparaciones entre los miembros de la familia, resaltando permanentemente nuestras carencias. Reconocer y valorar
    nuestras actitudes y aptitudes, no solo en las grandes acciones sino en las cotidianas.
  • Mantener responsabilidades compartidas en el hogar. Nos da la posibilidad de apoyarnos y cooperar. Podemos distribuir las tareas tomando en cuenta la edad y condiciones de cada miembro de la familia.
  • Apoyar con las asignaciones escolares. Requiere paciencia, mucha comunicación y creatividad. Debe haber un equilibrio en la cantidad de asignaciones por parte de los centros educativos.
  • Promover el buen trato. Posiblemente surjan conflictos por la diferencia de intereses. Debemos autocontrolarnos para no reaccionar violentamente. Si necesitamos desahogarnos llamar a un familiar o amigo que esté dispuesto a escucharnos, apoyarnos. Es necesario reconocer nuestras emociones y poderlas expresar sin agredirnos ni agredir a otros.
  • Establecer acuerdos claros para la convivencia y preservar la salud. Qué es lo que podemos o no hacer para compartir estos días de aislamiento preventivo. Reiterar la importancia de la higiene, especialmente lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón, no salir de la casa, a menos que sea por una emergencia.

El sentido de la vida

Más que reflexionar teóricamente sobre el sentido de la vida, de lo que se trata es de identificar, día a día, como lo que somos, sentimos y hacemos tiene sentido para nuestra vida. Estar atentos a cómo están viviendo estos momentos nuestros familiares y amigos, utilizar las tecnologías para conectarnos y apoyar a otros, le da vida a la solidaridad, empatía, cooperación, y de esta forma sentirnos útiles
socialmente.

La resiliencia no debe justificar la existencia de injusticias, al contrario debe fortalecernos para transformarnos y ser referentes importantes para otros. Si otros pudieron, nosotros también podemos salir fortalecidos de la adversidad.

Hasta la próxima Resonancia

Escrito para Caraota Digital.