Venezuela tiene una tasa de homicidios que no baja de los primeros tres puestos en el ranking mundial. Solo en los últimos dos años, 14.292 personas murieron por la violencia delictiva y 7.650 más fueron víctimas de la acción policial. Ambos datos son oficiales. Pero, ¿qué pasa con los hijos de estos fallecidos?
Con el especial de investigación y crónicas, #InfanciADeLuto, Cecodap y Efecto Cocuyo, buscan dar una respuesta. En la historia de nueve niños, niñas y adolescentes se muestra cómo un homicidio detona la vulneración de sus derechos e incluso los profundiza.
Para Cecodap como organización de derechos humanos es un compromiso con la niñez y adolescencia en Venezuela documentar todas aquellas situaciones que amenazan o violentan sus derechos, especialmente en contextos de violencia.
Carlos Trapani, coordinador general de Cecodap, indicó que durante muchos años han registrado los efectos devastadores que tiene la violencia en los niños. “Nos consterna cada caso cuando un niño o adolescente es asesinado, pero en esta oportunidad queremos alzar la voz por todos aquellos niños y adolescentes que han perdido a sus padres producto de la violencia. Ellos también son víctimas, sus historias merecen ser contadas y documentadas para que no queden en el olvido y logren una justicia efectiva. Cada caso que se logró registrar tiene como elemento recurrente en los niños el dolor y la pérdida, frente a un Estado que no ha logrado protegerlos ni garantizarles la justicia«, agrega.
En Infancia de luto se muestra un análisis completo del sistema de protección de los niños, niñas y adolescentes; así como nueve crónicas de la vida que ahora deben llevar estas víctimas invisbles. Las historias fueron recogidas en cuatro estados del país: Miranda, Distrito Capital, Vargas y Zulia.
Cada una tiene sus particularidades. Se encontraron violaciones al derecho a la identidad, integridad, dignidad, salud mental y física, seguridad, alimentación, educación, justicia y recreación. Pero el común denominador en todas estas vidas es que el Estado venezolano no solo ha fallado en garantizar la seguridad que los niños merecen, sino también en proveer protección, atención y reparación a través de las instituciones públicas dispuestas para ello.
En la misma línea, el coordinador y editor del trabajo de investigación por Efecto Cocuyo, Jesús Hermoso, afirma que durante la investigación se encontró que la muerte de uno o ambos padres no es el único problema que enfrentan estos niños a su corta edad. “También padecen la ausencia de un sistema de protección por parte del Estado en sus vidas, que se traduce en la imposibilidad de acceso regular a servicios, alimentos, educación y protección”, dijo Hermoso.
Este trabajo es producto de meses de preparación y acompañamiento profesional. Con el aval de la organización Cecodap y Efecto Cocuyo se conformó un equipo integrado por periodistas, editores, fotógrafos, videógrafos e infógrafos; siempre de la mano de psicólogos que fueron piedra angular del proceso de entrevistas.
“Más allá de hablar del duelo, que puede ser reduccionista, se intenta analizar en conjunto la dinámica intrapsíquica, junto con la variación de la estructura familiar y la idea de trayectoria de vida en estos niños”, explica Francisco Sánchez, psicólogo que acompañó parte del trabajo periodístico y quien está especializado en el tratamiento de víctimas de la violencia delictiva y policial, además de ser miembro de la Red de Activismo e Investigación por la Convivencia (Reacin).
Por su parte, Vanessa Moreno Losada, una de las periodistas que reporteó las historias de Infancia de luto para Efecto Cocuyo y ahora responsable del área de comunicaciones de Cecodap, apunta que el periodismo de sucesos suele olvidar a los niños como parte del grueso de las víctimas de la violencia delictiva en el país:. “La virtud de este especial es que por primera vez la voz de los niños fue tomada en cuenta. Muestra que la seguridad ciudadana los afecta a ellos y que sufren las consecuencias de una mala política del Estado y de cierta apatía en la sociedad”.
“Participar en este especial me provocó una sensación particular, agridulce. Fue un honor colaborar con un equipo tan preparado y a la vez sensible para hacer visible este drama social de quienes son los más desprovistos y vulnerables de la sociedad venezolana en plena crisis. Pero, a la vez, escuchar las historias de estos inocentes, tan crueles y violentas, y aún más escribirlas, genera un dolor que nunca se irá, que deja huellas. Ellos son los verdaderos protagonistas de este proyecto. A ellos, les debemos no solo todo nuestro tiempo, sino la atención debida. Su sociedad, su Estado, nosotros mismos, debemos verles y atenderles”, indica Gustavo Ocando, periodista y corresponsal de Efecto Cocuyo para el estado Zulia en el especial #InfanciDeLuto.
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