Lonchera vacías. “Hay niños que llegan a la escuela sin comida, ni dinero para comprar”. Así lo expresó Fabiola Yanez, una cocinera de Catia, al oeste de Caracas, quien trabaja en un colegio público, subsidiado por el gobierno del Distrito Capital.
Yanez tiene dos hijos, atiende a más de 200 niños y niñas en su colegio y percibe un sueldo no mayor de 15$ al cambio establecido por el BCV para el viernes 10 de febrero. “A mis hijos les hago el desayuno en la casa, todos los días antes de salir al colegio. Además, trato de ponerles una galleta o una chupeta dentro del bolso”, sostuvo.
Cada dos días Fabiola gasta en promedio 5$ solo en el desayuno de sus hijos. En la lista no puede faltar: harina de maíz, queso y mantequilla. “Lo que más se rinde es la mantequilla, pero el queso, que cuesta 5$ dólares el kilo, trato de comprarlo de 200 gramos cada dos días, para que rinda el dinero”, señaló.
Yanes vive con su madre y su hermana, quienes también la ayudan con los gastos del hogar que comparten. “Realmente, mis hijos comen bien todos los días, pero, en el colegio donde trabajo, he visto a muchos niños sin desayuno, por lo que tratamos de hacerle una arepa para que puedan estudiar con algo en el estómago ”, agregó.
Las madres y padres del país se enfrentan a una economía cambiante, sumado a las consecuencias de la emergencia humanitaria compleja, que afecta directamente a la calidad de vida de los venezolanos, por la falta de transporte, salarios justos y condiciones de salubridad. Pero, el desayuno de los niños, niñas y adolescentes siempre es la prioridad absoluta en el hogar.
Un gasto imprescindible
En el último informe del Observatorio Venezolano de Finanzas, se estableció que la inflación anualizada del país cerró en 305,7% en 2022. En enero, la subida de los precios se calculó en 37,2%. “Los padres no han dejado de comprar la meriendita a los niños, pero sí han buscado economizar sus gastos, al cambiar de productos como chocolates importados o jugos prefabricados, a solo comprar una galleta, chupetas”, explicó Mariela Gómez, vendedora en un abasto ubicado en la calle Argentina, de Catia.
El abasto está ubicado en una esquina que da a cinco colegios: dos privados y tres públicos. Es decir, allí es el punto de encuentro entre muchos padres, madres y estudiantes para abastecer su lonchera del día.
“Sí, la subida de precios afectó las compras de los padres, sobre todo, de aquellos que tienen hijos más pequeños. Pasaron de comprar los jugos que cuestan 1$ a otros más económicos de 15 bolívares”, agregó.
El equipo de la Agencia PANA realizó un recorrido por varios abastos cerca de colegios, liceos y pre-escolares, tanto públicos como privados, para monitorear los precios.
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Una galleta puede costar 25 bolívares o 1 dólar en los abastos y quioscos en la ciudad de Caracas, así como un jugo, una malta, una empanada y un tequeño.
En total, si una madre o padre le da una mesada, o merienda, a sus hijos en dólares, puede gastar entre 3$ y 5$ diarios, solo para la lonchera. A la semana, serían 25$, solamente para garantizar el desayuno y la merienda de sus hijos. El salario mínimo del venezolano es de 130 bolívares mensuales, según el último decreto promulgado en marzo de 2022, es decir, 6,14 dólares americanos. Por lo que un padre, con dos hijos en el colegio, debe gastar 7 salarios mínimos sólo para garantizar la lonchera de sus hijos.
“No todos los padres tienen dinero para darle a sus hijos, menos, 5$ diarios”, sostuvo una madre, quien prefirió no publicar su nombre para el reportaje.
Explicó que su hijo cursa 8vo grado de bachillerato, en un colegio subsidiado de Chacaíto. “Él se va a su colegio desayunado todos los días, porque comprar una empanada puede ser muy costoso. Así que prefiero darle 2 dólares diarios para que compre algo de chucheria y su pasaje”, sostuvo.
De los cinco padres y madres, entrevistados por el equipo de la Agencia PANA, tres explicaron que prefieren que sus hijos desayunen en casa antes de salir al colegio; los otros dos, enfatizaron que les dan entre 2 y 4 dólares para la merienda.
Juan, de 16 años de edad, explicó que con la merienda que le dan sus padres, lo usa para comprar una empanada o un tequeño en la cantina de su colegio, cada una con un costo de 1$. “Además, tengo que guardar para el pasaje”, sostuvo.
Compartir comida
Liliana Sanchez, docente de un colegio público en Los Magallanes de Catia, explicó que hay alumnos cuyos padres tratan de completar la comida del día con frutas y alimentos más económicos. “Son pocos los padres y madres que mandan a sus hijos con tortas o postres para el día. Incluso, su estrategia consiste en enviar el desayuno, con sus dulces desde casa”, agregó.
La fruta más comprada para la merienda es el cambur, cuyo costo oscila entre 12 y 15 bolívares el kilogramo. Según el portal web, Etapa Infantil, esta fruta cuenta con una alta gama de minerales y nutrientes, como el potasio, así como vitaminas; además pueden mantener hidratado al niño o niña durante la jornada de estudio.
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“Muchos padres le traen a sus hijos cambur. La otra fruta más comprada, dependiendo del poder adquisitivo de los padres, es la manzana”, sostuvo.
Señaló que algunos padres, conscientes de la situación de los compañeros de estudios de sus hijos, tratan de enviarles comida de más u otra merienda para que las compartan. “Gracias a que los niños comparten sus alimentos, otros que no tienen la posibilidad, pueden darse un gustico de vez en cuando”, agregó.
El PAE
“Si no hay comida, los padres no mandan a sus hijos a la escuela”, expresó Yanes, cuando se le preguntó sobre el abastecimiento dado por el gobierno a las escuelas, a través del Programa de Alimentación Escolar (PAE).
La realidad de las escuelas públicas está marcada por la necesidad de abastecimiento del PAE. Semanalmente, en la escuela pública “Caracas”, ubicada en Las Lomas de Urdaneta, parroquia Sucre de Caracas, el PAE provee 20 bolsas de comida, repartidas por el CLAP. “Allí nos llega, pasta, arroz, harina de maíz, sardina y arvejas. Además, nos envían pollo y mortadela. Los padres tratan de apoyarnos con los aliños, para darle algo de sabor a la comida”, sostuvo.
Explicó que muchas veces, los niños y niñas no son enviados a la escuela, si no hay comida en el PAE, debido a la frecuencia con la que llega la comida. “Hemos tenido dos semanas seguidas recibiendo el suministro completo, pero cuando no llega, los padres prefieren no enviar a los chamos a la escuela, porque saben que no tienen nada que comer. Por esa razón se tuvo que reducir el horario de clases hasta las 12 del mediodía”, agregó.
No todos los colegios cuentan con el PAE para abastecerse. La situación en las cantinas, también cambió la dinámica económica de los adolescentes. “El estándar en las cantinas es de 10 bolívares a 1 dólar por producto”, explicó Liliana Sánchez, docente de Catia.
Opciones más saludables
Cada día las estrategias de los padres para paliar el hambre de sus hijos se ve limitada por el acceso a alimentos más saludables, sumado a la facilidad de cambiar ciertos productos de mayor valor por comidas chatarras o golosinas.
Para la nutricionista, Doris Ugas , del Instituto Metropolitano de Obesidad, las meriendas actuales no cubren todas las necesidades nutricionales de los niños y niñas, puesto que carecen de variedad. “Estos padres tratan de cubrir la comida no siempre ofreciendo calidad, ya que predomina el alto consumo de harinas refinadas , azúcar y grasa. Solo en caso excepcionales los padres manifestaron enviar frutas como parte de la merienda (de acuerdo a los entrevistados)”, sostuvo.
Destacó que durante los primeros años de la infancia, los niños y niñas necesitan recibir una alimentación adecuada, sobre todo, para que el desempeño de sus actividades escolares no se vean afectadas. “La alimentación en esta etapa debe ser suficiente, es decir cubrir en cantidad todos aquellos nutrientes que este grupo requiere (siendo estas necesidades individuales)”, explicó Ugas.
Detalló que la alimentación tiene que incluir alimentos de todos los grupos: lácteos (queso, leche, yogurt), carbohidratos de buena calidad (arroz, maíz, tubérculos, etc), vegetales (brócoli, Lechuga, tomate, etc), proteínas de buena calidad (huevos, carne, pollo, pescado), grasas de buena calidad (aguacate , aceites vegetales, frutos secos).
“De esta manera garantizamos un crecimiento y desarrollo adecuado, si la alimentación no es variada y suficiente comprometemos estos procesos, por lo que nuestros niños, niñas y adolescentes no alcanzarán el máximo potencial”, comentó la nutricionista.
Ugas recomienda una lista de compras para tener una lonchera accesible económicamente y nutricionalmente adecuada:
- Debe estar libre de alimentos procesados: Chucherías y jugos. “Estos además de ser costosos no aportan nutrientes de buena calidad, entonces el ideal”, enfatizó.
- Incluir algún carbohidrato: pan, arepa, o tubérculos como papa o plátano.
- Incluir una buena fuente proteica: queso, pollo mechado o cualquier proteína mechada que rinde más.
- En cuanto a las grasas: aguacate o mantequilla, esta última en pequeñas cantidades.
- Fruta entera (cualquier opción económica, que esté en época): cambur, fresas, manzanas, lechozas.
- Indispensable: agua.
Lonchera uno: una arepa con queso, dos cambures, jugo de parchita y un termo de agua.
Lonchera dos: sandwich de jamón y queso, con una manzana, un vaso de leche y un termo de agua.
Lonchera tres: arepa de carne mechada o pollo mechado, un yogurt , jugo de parchita y un termo de agua.
Erick González
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