Día a día, los niños venezolanos están en riesgo. El disfrute de sus derechos está en juego en cada clase online que no puede darse por falta de internet o en cada madre que migra forzosamente. En las próximas dos semanas, el tema entre las autoridades nacionales e internacionales es el origen de que la niñez y adolescencia del país tenga en jaque su desarrollo. Pero, se nos olvida que los niños no pueden esperar el largo proceso de las decisiones de los adultos.
Este lunes 1 de febrero, la relatora especial de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre medidas coercitivas unilaterales y derechos humanos, Alena Douhan, comenzó su evaluación in situ en Venezuela. Un comunicado de la organización explica que quieren revisar “en un espíritu de cooperación y diálogo, si la adopción, el mantenimiento o la aplicación de sanciones obstaculiza la plena realización de los derechos humanos de las personas, y en qué medida”. Señala también que se concentrará en “cualquier impacto negativo” de las sanciones y hará recomendaciones en este sentido.
Para nosotros, en Cecodap, Venezuela atraviesa una emergencia humanitaria compleja previa a cualquier medida coercitiva o sanción económica. De hecho, existen datos contundentes publicados por el propio Estado que dan cuenta de históricas violaciones a los derechos de los niños.
- El último boletín epidemiológico publicado en el año 2016 se admitió la muerte, por causas prevenibles, de 11.466 niños menores de un año, 30,12% más muertes que las registradas en el año 2015.
- En el Plan de Acción del Programa País (2015-2019) suscrito por Unicef con Venezuela se indicó que para el año 2014 la tasa de homicidios en adolescentes fue de 62 por cien mil habitantes.
- En 2011 el Instituto Nacional de Estadística reportó que 17% de niños en edad escolar a nivel nacional están fuera del sistema escolar (1.276.746). Estas son las últimas cifras públicas del ente.
- La Contraloría General de la República en su informe de actuación especial sobre el Hospital José Manuel de los Ríos concluye en 2014 que este centro de salud -y principal hospital pediátrico del país- no tiene capacidad de atención por las múltiples carencias de personal, insumos y deterioro de la infraestructura física.
La emergencia humanitaria compleja que hoy sufren los venezolanos, especialmente los niños, es de larga data y obedece un profundo quiebre institucional, un debilitamiento del estado de derecho y una insatisfacción en el cumplimiento de derechos básicos.
Una emergencia de estas características no surge de forma espontánea ni de un día para otro. Es un acumulado de errores, improvisaciones y omisiones que han incrementado la vulnerabilidad de los ciudadanos.
La tesis gubernamental plantea que las sanciones son las responsables de los males que se viven en Venezuela. Sin embargo, en un contexto de sanciones económicas, en Venezuela no existen medidas o políticas públicas específicas para la protección de los niños. No hay estrategia para minimizar los daños que se materializan. Hoy los niños en Venezuela viven una emergencia y una sanciones que no generaron.
Foco en las personas, no en la política
La historia ha demostrado que una sanción económica a Venezuela o a cualquier país produce impactos colaterales y consecuencias negativas en el ejercicio de los derechos humanos.
Sin embargo, aun si en Venezuela no existieran sanciones económicas la emergencia humanitaria persistiría, como en efecto persiste, generando daño y sufrimiento a muchos niños y sus familias.
En Cecodap consideramos necesario realizar una revisión de cualquier medida coercitiva o sanción económica colocando el énfasis en la protección a las personas. Es indispensables que se mantengan al margen las disputas políticas partidistas en el análisis y en las medidas que se adoptan. Esto permitirá que se haga foco en garantizar el ejercicio pleno de los derechos humanos, especialmente de los niños.
Toda acción humanitaria debe ser respetada, promovida y garantizada con o sin presencia de sanciones económicas. Sin embargo, la vida y el desarrollo de los niños no pueden esperar las complejas decisiones de los adultos. Es necesario dar respuestas efectivas, expeditas, inmediatas y con calidad.