Distrito Capital.- ¿Es posible el liderazgo en la niñez, en la adolescencia? ¿Dónde se destaca esta población, en el deporte, en las artes? ¿Una persona de 12, de 15 años, puede tomar decisiones en un espacio diferente a su entorno escolar? ¿Puede hablar de política? ¿Aconsejar a un adulto?

Paola Sofía Guevara Mata, de 14 años, responde sí a todas las preguntas. Ella ya se define como un referente en su comunidad y en su colegio. Asume el liderazgo con naturalidad y conciencia y, a pesar de que su mamá Jennifer la acompaña mientras da la entrevista, muestra independencia en sus opiniones.

A cada pregunta contesta sin titubeos, su seguridad la ha forjado con el entrenamiento en la cancha de fútbol, pero también en encuentros comunitarios, en la danza, en el canto, en algún concurso o siendo vocera de sus compañeros del tercer año del colegio Juan Bautista, de Los Dos Caminos.

Paola vive en Petare, con sus padres y su hermano de 12 años. Su talento para relacionarse y mostrar sus capacidades lo heredó de su mamá, que también es líder comunitaria, y le fue abonando el camino para que ella adquiriera destrezas.

Lee más: Escuelas a prueba de balas: una alianza para visibilizar una materia no oficial en algunas escuelas caraqueñas

Crecer en una zona popular, en el barrio 19 de Abril, no le puso límites a su empeño por sobresalir. A los cuatro años ya estaba en danza, al fútbol llegó poco tiempo después y así se abrió paso a actividades recreacionales dentro de su sector y muy pronto se abocó a ayudar al prójimo: enseña a leer, a pintar y participa en jornadas de evangelización y, cuando tiene tiempo libre los domingos, trabaja en la producción (haciendo fotos y videos) de la emisora cristiana que transmite desde su casa.

Una reseña publicada en el blog Zona de Descarga recoge una mirada muy fina y sencilla de Paola: “Una niña de espíritu genuino, alegre y que siempre lleva la delantera demostrando que es posible la igualdad, la inclusión y convivencia en esta nueva normalidad que rompe estereotipos”. 

También de Fundana, asociación civil sin fines de lucro cuya misión es proteger a niños, niñas, mujeres y familias en situación de vulnerabilidad social, la adolescente adquirió herramientas que, dice, le han permitido tener un impacto en los demás.

Foto cortesía de Paola Sofía Guevara Mata.

Lo dice con naturalidad y con convicción, y una prueba de ello es que además de ser vocera de su salón, Paola es quien organiza las actividades en su liceo. “Los profesores confían en mí y me dan esa responsabilidad. También mis compañeros, quienes me ven con respeto”.

Con los de su edad o más adultos, sabe relacionarse pues tiende puentes de confianza. “Si tengo que dar mi opinión la doy. Muchos aprecian lo que digo”. A ella se le respeta su opinión, lo que la lleva a hacer el disfrute efectivo de sus derechos y le permite tener un desarrollo integral. 

En un futuro se ve influyendo a otros, guiando a niños para que alcancen sus objetivos.

Foto cortesía de Paola Sofía Guevara Mata.

La asociación como puente

Mirla Pérez, directora del Centro de Investigaciones Populares y doctora en Ciencias Sociales, e investigadora-profesora de la Universidad Central de Venezuela (UCV), comparte con esta historia las referencias del trabajo comunitario que hacen en el sector San Isidro de Petare, una muestra de la resiliencia de la adolescencia.

En San Isidro acompañan el Movimiento Juvenil Salesiano. “Hay un grupo, donde hay adolescentes y entre ellos van apareciendo liderazgos. También por su propia situación y carencias, más que detenerse en el ámbito individual, están preocupados por el futuro y por eso apoyan a la comunidad, se están organizando”.

Pérez no quiso hacer una aproximación generalizada, pero sí reconoció que en las zonas populares esta población se está asociando. “Hay distintos grupos de edades, pero hay adolescentes que son referentes, y quieren participar cuando se trata del tema educativo, pues es una de las carencias que más sufren. Abordan temas en los que tienen pocas alternativas para el desarrollo personal. Entonces buscan respuestas participando en actividades donde están los mayores”.

Lee más: Fallas de infraestructura e interrupciones en las clases inciden en el aprendizaje de niños, niñas y adolescentes

Para la investigadora, muchos –en medio de un contexto tan desestructurado- están preocupados por educarse y cuando no logran formarse y no consiguen entrar al sistema, entonces se asocian con sus pares, toman decisiones y contribuyen con la comunidad.

El caso de Paola, a varios kilómetros de San Isidro, es un referente de valentía en medio de ese contexto. Ella es una líder espontánea en un contexto que además está amenazado. 

“Hemos visto también eso, que se asocian, se acompañan, se unen, se nuclea, y de esa forma se protegen para sentir menos riesgo”, observa Pérez. 

En San Isidro, hay muchos como Paola: cerca de 40 adolescentes que están asociados en pro de la comunidad. “Hace poco querían hacer una caminata por la ciudad, como grupo juvenil, y ellos mismos se dieron cuenta que no podían hacerlo. Salir de las calles del barrio representa un riesgo. Ya ellos tienen conciencia de lo que ocurre y de lo vulnerables que son, por eso esta dinámica de protegerse sumándose a sus iguales. Luego, está la familia y la protección que brinda la ciudadanía”, refiere la especialista.

Jimmy Pérez, de Zona de Descarga, también tiene una mirada optimista. “En Petare, los adolescentes con los que trabajamos se destacan como líderes resilientes, desafiando o, muchas veces, sorteando las dificultades socioeconómicas a través de iniciativas como Zona de Descarga y su programa Descargando Futuro.

Foto cortesía de Paola Sofía Guevara Mata.

Un ejemplo concreto que cita es la escuela de Pintura David Petit que les enseña a trabajar con materiales reciclables y reutilizar colores y enfocando sobre la preservación del ambiente, ellos se interesan o participan en la organización de los paseos vocacionales de la UCV u otras formas de recreación con enfoque educativo. “Transforman su entorno con creatividad y determinación, demostrando que el arte y la educación pueden cambiar realidades”.

Para él, la formación de estos adolescentes es necesaria para el desarrollo de comunidades sostenibles. “Al potenciar sus talentos, proyectos como Zona de Descarga fomentan la cohesión social y el sentido de pertenencia o la búsqueda de resolver los problemas manteniendo una comunicación asertiva o empática que permitan siempre el bien común. Estos líderes están creando en las comunidades que trabajamos un barrio más fuerte y unido, donde la esperanza y la innovación florecen”.

De Paola, que además participa en muchas de esas actividades, dice: “Es una vivencia genuina de cómo traer los sueños para que vayan directo a la realidad y puedan ir tan lejos sin importar los obstáculos que se nos puedan presentar”.