¿Participación o adoctrinamiento de niños?

La circulación de un video de un adolescente que comenta su participación en los denominados “campos de la juventud revolucionaria», para formarse en «la doctrina del pensamiento del comandante Chávez” reaviva el debate sobre los límites entre el derecho a la participación infantil y el adoctrinamiento.

En Venezuela, desde el año 1989 hasta el 1994, se constituyó un gran movimiento en pro de los derechos de la niñez que buscaba promover la aprobación de los marcos legales correspondientes y que disfrutamos hoy en día; así como la creación de una consciencia general sobre los derechos de estos colectivos.

Previo a 1996, se realizaron múltiples actividades, acciones y movilizaciones de sensibilización y construcción de marcos legales. En 1996 se constituyeron los comités de derechos en centros educativos, así como el II Parlamento Infantil y Juvenil. Otras iniciativas en torno a la participación política de la niñez y adolescencia en nuestro país han sido la Asamblea Nacional Constituyente Infantil y Juvenil, el Foro Nacional Constituyente por los Derechos de la Niñez, ambos en el año de 1999, y que se efectuaron como una especie de réplica al proceso constituyente realizado en el país en ese mismo año.

Durante los años 2000 al 2002, cuando ocurre la tragedia natural que afectó al estado Vargas, se desarrollaron iniciativas tales como el Programa Cuento Contigo. El mismo buscó involucrar a los niños, niñas y adolescentes en el apoyo a las personas que habían quedado damnificadas.

Durante el año 2003 se crearon los Centros de Convivencia y Ciudadanía en escuelas y liceos para combatir la violencia contra los niños, niñas y adolescentes. Para el año 2004, una experiencia también novedosa fue la presentación de las propuestas realizadas por los propios niños y niñas a los candidatos a gobernaciones y alcaldías.

En el periodo 2005-2006, se conformó el Observatorio de los Derechos Humanos de las Niñas, Niños y Adolescentes. Diferentes organizaciones se articularon para realizar una propuesta de incidencia pública para ciertas y determinadas políticas públicas.

Diversas actividades de participación política se organizaron en la segunda mitad de los 2000, tales como la conformación de la Asamblea del Gobierno Municipal Juvenil, en la cual votaron niños entre 8 y 17 años, y la instalación de múltiples parlamentos infantiles en varias regiones del país.

Víctimas de la polarización

La periodista Lorena Pineda señaló, en 2006, que la niñez y la adolescencia han sido víctimas silenciosas de la conflictividad política y social que se ha impuesto en Venezuela. Su opinión no ha sido tomada en cuenta y la intolerancia, el irrespeto y la violencia penetraron su mundo. Coincidimos con ella.

Los niños y adolescentes han sido parte de un conflicto que ha cambiado la vida de muchos. Los niños se han visto, como bien expresó esta periodista, “expuestos a la violencia física, psicológica, social, la exclusión y estigmatización”, cuando, por ejemplo, sus padres han sido despedidos, sometidos o despreciados por su orientación política.

En 2014 y 2017 muchos niños fueron víctimas de la represión contra manifestantes. Fueron víctimas de gases lacrimógenos en sus hogares y centros educativos, y presenciaron la irrupción violenta de funcionarios armados en sus urbanismos y viviendas. Se alteró su cotidianidad. Muchos no pudieron ir por semanas y hasta meses a sus centros educativos. Las condiciones idóneas para el desenvolvimiento en sus diferentes espacios de interacción se han visto severamente amenazadas.

En los picos de conflictividad que se han producido durante los ciclos de confrontación y protestas, el tema de la protección y el desarrollo de los niños ha generado enfrentamientos en las comunidades educativas.

Ante esta situación, Cecodap ha hecho llamados en distintos momentos para que no sean utilizados “los niños y adolescentes en mensajes de corte proselitista […] no se les exponga en el clima de polarización y se les garantice acceso a información adecuada”.

Intervención de los adultos

El papel de los adultos que acompañan estos espacios es fundamental. Desde las organizaciones civiles buscamos que medie una actitud de respeto al proceso evolutivo de los niños y adolescentes. Posibilitar que se formen una idea propia, se expresen y opinen libremente. Permitir que desarrollen un pensamiento crítico contrastando opciones. Facilitar que disientan con los formadores, con confianza en sus capacidades, entendiendo que la duda, el error y el cambio de visiones forma parte del proceso de aprendizaje.

Los niños y adolescentes tienen derecho a participar en los asuntos que les conciernen y afectan, tal como expresa la Convención de los Derechos del Niño y la Lopnna, pero jamás a ser inducidos y presionados a seguir un pensamiento único reproduciendo modelos de participación impuestos por el modelo adultocéntrico de una organización partidista.

Artículo escrito para Efecto Cocuyo.