¿Le hablamos de política a la niñez y adolescencia? 

Participación política

La participación política es un derecho de los niños, niñas y adolescentes. Si bien, ellos aún no tienen la edad reglamentaría para ejercer el derecho al voto, sí pueden ejercer su voz para dar opinión ante lo que ocurre en el país, sin ser tomados como una ficha de canje político, ni estar marcado por una posición partidista de cualquiera de los bandos expresados en Venezuela. 

Hablar de derechos políticos es más que votar”, señala Carlos Trapani, coordinador general de Cecodap, quien enfatiza que los niños, niñas y adolescentes al ser ciudadanos pueden ejercerlo de forma activa. Precisamente la participación es el mecanismo para ejercerlo. 

Detalló en una entrevista con la Agencia de Periodistas Amigos de la Niñez y Adolescencia que los niños, niñas y adolescentes tienen el derecho de participar en asuntos que les afectan directamente y en la toma de decisiones que influyen en sus vidas y en la sociedad en general. “Este derecho está respaldado por la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas y otros instrumentos internacionales”, agregó.

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Trapani explicó que si bien los niños tienen derecho a participar políticamente para hacer valer sus derechos y opiniones esto requiere formación y acompañamiento por parte de la familia.

Tenemos que recordar que la participación política es un punto de inicio para hablar de convivencia y cumplir consensos en la comunidad. Esto es esencial que los niños y niñas lo tengan presente, para que ejerza con libertad su derecho a dar opinión a los problemas que le afectan directamente”, sostuvo. 

Participación sí, no adoctrinamiento

Para Cecodap, no hablar sobre política con los niños y niñas los hace más vulnerables al adoctrinamiento, porque nadie ha ahondado sobre el tema con ellos. 

“Cuando no converso con él lo hago vulnerable a que sea víctima de proselitismo político”, aseveró Oscar Misle mientras conversaba en un programa de entrevista con Shirley Varnagy. Concluyó que los niños deben estar informados, de forma adecuada a su edad y con un lenguaje “que no lo agreda, porque de lo contrario el tema llegará de manera inadecuada”.

No parece una tarea fácil ni para las mamás y los papás del país, debido a que en Venezuela la participación política está marcada por los extremos partidistas, sumado a la persecución política, el proselitismo y la propaganda, muchas veces vista desde el gobierno nacional hasta las ramificaciones de la oposición. 

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Explicar la complejidad de la política venezolana parece una hazaña difícil de lograr. Abordarla implicaría no solo tratar de explicar un conflicto ideológico que se remonta a más de 30 años de la historia contemporánea del país,  es también detallar el por qué se generó la situación. Pero, los niños, niñas y adolescentes pueden tener una visión más pragmática sobre lo que ocurre dentro del país, más allá del oficialismo y la oposición

Pregúntales lo que piensa

Tenemos que recordar que hablar de política no es solo un tema de partidismo; sino de participación, encuentro y de ejercer el derecho. 

Entonces, ¿cómo podemos hablar de política a los niños, niñas y adolescentes? Abel Saraiba, coordinador adjunto de Cecodap da detalles en su artículo de opinión Cinco claves para hablar de política con niños y adolescentes. Allí enfatiza una idea clave: los niños, niñas y adolescentes son ciudadanos, en consecuencia, también tienen derechos políticos. 

Saraiba propone cinco claves para hablar con nuestros hijos e hijas sobre la política: 

  1. Preguntarles qué piensan sobre la situación del país: antes de asumir qué saben o no los niños es mejor preguntarles qué conocen, de forma tal que pueda tenerse un punto de partida desde el cual puedan aclarar dudas, completarse vacíos e intercambiar ideas. Por más que nos parezca que están ajenos a la dinámica del país, este les toca y van formando sus propias interpretaciones de la realidad.
  2. Recordar cómo deberían ser las cosas: aunque nuestra realidad diste del deber ser, o lo plasmado en la Constitución es clave no perder de vista los referentes de la sociedad que tenemos. Debemos analizar la realidad actual en relación a lo que debería ser, recordando que el hecho de que algunas personas no cumplan con su deber no significa que ese deber no exista.
  3. Evitar reproducir mis propia postura política en los niños: puede parecerme una respuesta madura el que los niños (especialmente si son mis hijos) repitan mis conceptos políticos tal como yo los digo, pero ¿realmente comprenden lo que están planteando? ¿Esa es su verdadera opinión? Cuando se nos presenta una opinión política de niños es muy importante preguntar, repreguntar, parafrasear para tratar de favorecer que estos desarrollen su punto de vista, permitiéndonos comprender qué quieren decir. Puedo estar de acuerdo o adversar como padre, docente, una postura política, pero mi trabajo en la crianza no es reproducir una mirada del mundo, sino generar las condiciones para que los niños tengan su propio punto de vista. Esto puede coincidir conmigo, pero también debo ser capaz de tolerar las diferencias.
  4. Evitar ofender y ofenderme: Debo evitar el uso de calificativos o insultos cuando me refiero a quienes piensan políticamente diferente, dado que enseñaremos que cuando alguien piense distinto tengo todo el derecho del mundo a descalificar. Puedo decir que no estoy de acuerdo e inclusive molesto, pero no perder de vista la importancia del modelo que representó para los niños y adolescentes. Del mismo modo, conviene que no me ofenda o tome de manera personal cuando piense de manera diferente, debo permitir que forme su propio criterio. Puedo cuestionar, reflexionar junto a él, pero comprender que su postura política no es un ataque hacia mí.
  5. Reconocer mis límites: Si no tengo una respuesta a una pregunta o planteamiento es válido reconocerlo y tomarse el tiempo para buscarla. Es recomendable mostrarse abierto ante este escenario, dado que podemos dar respuestas poco adecuadas e inclusive hostiles cuando no sabemos qué decir. Incluso reconocer cómo me siento frente a un tema o situación, puesto que si no estoy en condiciones para poder hablar sobre un tema sensible es mejor posponer la reflexión, antes de generar daño.

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