El retraso en el crecimiento de los niños y niñas venezolanos se ha acumulado desde 2016. Para Susana Raffalli, nutricionista y especialista en ayudas humanitarias, en el país no solo se evidencia la prevalencia en la desnutrición aguda, también la población infantil presenta baja talla para su edad.
Con base en los hallazgos realizados por Cáritas de Venezuela entre 2019 y 2020, Raffalli habló que no solo existen preocupaciones por el bajo peso en los niños y niñas con menos de 24 meses de nacidos, sino que 33% de los niños con desnutrición aguda presentan también retraso en el crecimiento.
“Los resultados que evaluamos no son los mismos de hace cinco años; ahora se le suma también el retraso en el crecimiento. La respuesta humanitaria no solo se debe enfocar en salvar la vida de los niños, sino también en atender la situación relacionada a la nutrición infantil para solventar el retraso en la talla y el peso”, señaló Raffalli durante un conversatorio, auspiciado por la Universidad Central de Venezuela.
Raffalli advirtió que para 2019, 32% de los niños y niñas llegaban a Cáritas de Venezuela con retraso en el crecimiento. “De la cifra total, 25% de los niños atendidos tenían menos de 6 meses de nacidos, esto nos sugiere que el retraso en el crecimiento comenzó en el útero de las madres”, agregó. Enfatizó que las consecuencias en la falta de crecimiento se evidencian cuando la niñez llega a la edad escolar. Para ese periodo los niños pierden 5 cm de altura, mientras que las niñas 7 cm.
“Estas niñas llegan a la adultez con mayor mortalidad materna. Lo ideal es que los programas de nutrición actuemos durante esos primero 24 meses, antes de que sea muy tarde. Por eso, los programas de ayuda humanitaria no solo se deben enfocar en los niños y niñas con desnutrición aguda, sino también en aquellos que presentan baja talla”, sostuvo.
Raffali explicó que la prevalencia de desnutrición en niños y niñas pasó de 10% a 12% para el 2020. “La mayor proporción de desnutrición agua la encontramos en los niños con menos de 24 meses de nacidos, esa delgadez comienza a afectarles a partir de los 18 meses”, sostuvo.
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Enfatizó que hubo niños y niñas que llegaron a Cáritas de Venezuela afectados por el retraso del crecimiento lineal, independientemente de su diagnóstico nutricional. “Los niños que llegan con retraso del crecimiento quizás ni siquiera pasaron hambre. Comieron, pero su nutrición no era efectiva. Pero, no tener hambre no es suficiente para el desarrollo”, sostuvo.
Agregó que “es necesario demandar calidad nutricional de los subsidios del Estado o de las canastas nutricionales que se reciben de las agencias internacionales y nacionales. Cada acción de caridad, de participación social y de respuesta humanitaria tiene que llevar el mensaje de que es necesario comer, pero comer con una calidad nutricional y de forma digna”.
Cifras terribles
Para Carlos Villalobos, economista y coautor del análisis presentado por Raffalli, los números que presenta Cáritas de Venezuela son terribles. “Las consecuencias del impacto de la crisis pueden condenar a niñas y niños actuales a una vida por debajo de su potencial, no conseguir trabajos buenos a futuro ni aplicar a otros tipo de programas”, sostuvo.
Enfatizó que es necesario conocer las cifras oficiales, que permitan ver en escala la incidencia de la desnutrición y baja talla en los niños y niñas. “Creo que los datos de Cáritas nos revelan un problema de alta necesidad, que, si no se soluciona, habrá consecuencia catastróficas a futuro”, agregó.