«Te amo hija pero necesito espacio», qué hacer cuando los niños quieren toda nuestra atención

La profesora y escritora, Stephanie Fairyington, compartió el NY Parents cómo su hija de cuatro años comenzó a invadir su espacio. «Frecuentemente la encuentro encima de mis hombros, en mi cabello, envuelta en mis extremidades en impresionantes contorsiones, solo para estar cerca de mí. Somos una familia de abrazos, besos y cariños, por eso yo siempre estoy feliz de dar y recibir sus dulces afectos, pero últimamente su necesidad de estar siempre físicamente cerca se ha convertido más frecuente y persistente», expuso.

Fairyington explica que una razón para el comportamiento puede ser una respuesta a la percepción del mensaje de que no estamos seguros en la era del nuevo coronavirus. La idea la sacó del psicólogo y director del Centro de Resiliencia y Trauma Infantil de la Facultad de Medicina Icahn, en Mount Sinai de Nueva York, quien apunta: «Los niños buscan una proximidad más cercana a sus cuidadores cuando se sienten estresados, amenazados o temerosos de algo».

Jill Bellinson, psicólogo clínico en la ciudad de Nueva York quien se especializa en niños y traumas, añadió: “Estoy seguro de que ella está extra dependiente y muy preocupada en estos momentos y quiere extra apoyo. Pero cuando nosotros nos sentimos envueltos con la necesidad de quitárnoslo de encima, los hace sentir a ellos más asustados y en necesidad de comodidad”.

Bellinson expuso que la pequeña de cuatro años está al tanto de los sentimientos no expresados de su madre y fácilmente detecta la ligera tensión o rigidez de su cuerpo cuando la niña se aferra a ella.

«Marty (la niña)  también podría estar tratando de confortarme en esos momentos donde mi presión es alta y me siento incapaz de relajarme en un abrazo», analiza Fairyington, de acuerdo con el planteamiento del psicólogo Ham.

La necesidad de estar físicamente cerca también es apropiado del desarrollo en cualquier niño de cuatro años, bajo cualquier circunstancia. La función del contacto físico para bebés y niños pequeños es establecer un apago seguro, de acuerdo con Kerry Kelly Novick, psicóloga de niños y adolescentes y coautora de Músculo Emocional: Padres Fuertes, Niños Fuertes. “El contacto corporal no es solo conexión, es delineación; porque sientes que eres un individuo separado cuando estás en contacto con una persona diferente», explico Novick.

“Nosotros solo podemos convertimos en nosotros mismos -poseer nuestros cuerpos, poseer nuestras mentes, poseer nuestros sentimientos- si estamos en una relación y conexión cercana con alguien más”

Pregunta lo que necesitas

Para Novik, no solo es posible pedir espacio sin causarle dolor a tu hijo es también una oportunidad. La psicóloga explicó que se puede ser claro con los niños, de manera que sepan qué es lo que buscamos. Por ejemplo, si han estado abrazados por un largo tiempo, se le puede decir: «hemos estado abrazados por cinco minutos y ahora necesito sentarme por mi cuenta en este lado del sofá, ¿quieres hacer lo mismo?».

Jueguen juntos, pero aparte

Novick dice que una de las maneras de ayudar  a “estirar, pero no estresar” a nuestros hijos es proponer actividades que te permitan ser parte mientras fomentan la unión, como jugar Simón Dice, bailar juntos, cocinar o hacer manualidades.

“Hay muchas maneras de hacer cosas juntos físicamente, que en realidad hacen un poco más distancia” dijo.  

Identifica las emociones

Ayuda a tu hijo a identificar la necesidad o emoción subyacente al deseo. Dependiendo en cuál situación estés podrías decir “veo que estás preocupada por mami en estos momentos” o “veo que te sientes un poquito triste y quieres quedarte cerca de mí”. Nombrar sus sentimientos gentilmente antes de desanudar el vínculo ayudará a borrarle la ansiedad y manejar sus emociones.

Háblalo

Se aconseja también que sigamos hablando del coronavirus. Hablar de la COVID-19 y sus consecuencias puede generar una mayor seguridad y ayudar a la ansiedad de la necesidad de contacto físico: ¿qué es el virus?, ¿cómo podemos evitarlo?, ¿cómo hacemos distancia social?

“Muchas veces no hablamos con nuestros niños pequeños porque pensamos que los estamos protegiendo; cuando en verdad el mensaje que les estamos transmitiendo es que hay algo tan aterrador que incluso los adultos no pueden hablar al respecto””, dice Bellinson.

Mantener la rutina

Quizás la forma más eficaz de calmar las mentes preocupadas de nuestros hijos y aflojar su control sobre nosotros es crear más predictibilidad en medio de tanta incertidumbre.

Si tu hijo tiene regresiones -perdida del lenguaje y habilidades de ir al baño, no dormir en sus camas durante la noche, y sí, estar extra dependiente- es importante recordar que este comportamiento no durará para siempre. 

Escrito por