Muere adolescente que exigió reactivación de trasplantes en Venezuela ante la CIDH

«He visto a muchos compañeros morir a la espera de un trasplante. No quiero que me pase lo mismo. Por eso quiero que se reactiven los trasplantes. Que por favor se haga algo. Quiero una mejor calidad de vida». Estas fueron las palabras de Niurka Camacho, de 15 años de edad, en la última reunión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) con Venezuela. Este 3 de agosto, la adolescente falleció por complicaciones en su cuadro médico.

Hace siete años, Niurka comenzó a necesitar diálisis. Su enfermedad (insuficiencia renal crónica) no solo significó un cambio en su estilo de vida, sino también en la calidad de esa vida. Su familia entera tuvo que trasladarse del estado Guárico a Caracas, pues en la entidad no había unidades de diálisis pediátricas.

La niña pronto se convirtió en adolescente. Y su condición no mejoraba debido a la ausencia de medicamentos, recursos e insumos en el Hospital José Manual de los Ríos. Niurka era paciente del Servicio de Nefrología.

En febrero de 2018 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dictó medidas cautelares pidiéndole al Gobierno salvaguardar la vida y salud de los pacientes del Servicio de Nefrología (Niurka ya formaba parte del grupo protegido).  Hasta junio de 2021, el Estado venezolano no había cumplido con este mandato.

Por esa razón, los adolescentes solicitaron una audiencia con los comisionados de la CIDH para poner exponer con voz propia su situación. En el encuentro virtual participó Niurka junto a otros cuatro adolescentes, todos pacientes del Hospital J.M. de los Ríos.

Lea también: 8 claves para entender la denuncia de los adolescentes y jóvenes en la CIDH

Ese día, Niurka pidió que «algo» se hiciera para reactivar los trasplantes en el país. Desde 2017 está suspendido el Sistema de Procura de Órganos y Tejidos (Spot), coordinado por la Fundación Venezolana de Donaciones y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células (Fundavene) adscrita al Ministerio de Salud. El motivo, en ese entonces, fue la falta de inmunosupresores, medicamentos necesarios para no rechazar el órgano.

Se estima que en el caso de las personas que presentan enfermedades renales en condición de ser trasplantados, han perdido en estos cuatro años, 960 oportunidades de restituir su buena salud y calidad de vida, de las cuales 150 pudieron ser para niños, niñas y adolescentes siempre considerados prioritarios en los programas de trasplante para evitarles complicaciones inherentes a la enfermedad renal crónica y además para garantizarles el acceso a la salud como prioridad absoluta.