
Mérida.- En octubre de 2023, un estudio de la organización Con La Escuela, desarrollado con reportes de su red de observadores escolares, reportó unos datos alarmantes: 32,91 % de las escuelas encuestadas en seis regiones del país declararon no contar con canchas deportivas. El 22,78 % de las instituciones que sí cuentan con estos espacios aseguraron que están en “muy mal estado” y que 55,70 % de sus estudiantes no disponen de un espacio adecuado para las clases de Educación Física. A esto se suma que 44,30% de las escuelas carecen de material deportivo. Que hoy los niños, niñas y adolescentes en Venezuela no cuenten con espacios para el deporte, la recreación y el esparcimiento compromete derechos que tienen consagrado en la Constitución, en la LOPNNA y en la Ley Orgánica de Educación.
Cardenal Quintero es un municipio rural a 88 kilómetros de la capital del estado Mérida. Allí hay 7 escuelas que dependen de la gobernación, 4 instituciones de educación inicial, 3 escuelas, un liceo bolivariano y una escuela técnica. La mayoría de ellas con instalaciones deportivas abandonadas o en malas condiciones.
La Escuela Técnica Máximo Toro es una de ellas. Allí acuden 315 estudiantes que se forman -de primero a quinto año de bachillerato- en las especialidades de Turismo, Telemática y Ciencias Agrícolas. Del total de su matrícula, al menos 250 estudiantes tienen que ver, de forma obligatoria, clases de Educación Física —por lo menos— una vez a la semana. Pero, desde hace dos años, no cuentan con docente en esta área y tampoco cuentan con espacios acordes para la práctica deportiva.
Cancha de la Escuela Técnica Máximo Toro.
«Esto afecta no solo el área de Educación Física; también las actividades recreativas y de esparcimiento que los estudiantes deberían tener en sus horas libres o por las tardes», aseguró una docente que pidió no ser identificada. Por tratarse de una escuela técnica, los alumnos deben cursar Educación Física de primero a tercer año de media general. «Pero lastimosamente, desde hace más de dos años ningún estudiante ha cursado la asignatura y esta nota en el boletín está en cero» afirmó la profesora, quien además aseguró que han llevado diversos currículums a la zona educativa, pero han sido rechazadas por no contar con el aval del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
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«El techo y las canaletas de la cancha están deterioradas, la pintura y las gradas, por la misma humedad, están dañadas. Al lado tenemos el estadio de béisbol, pero, por no ser de la institución, no se puede usar, a menos que se tramite un permiso. Para suplir un poco la falta de espacios recreativos, las docentes hemos ideado diferentes estrategias, pero nuestros estudiantes no pueden ir a una competencia o hacer algún intercambio deportivo porque, sencillamente, no están en condiciones de asumirlas por la ausencia de docente, de espacios acordes para la práctica y de material deportivo que les permita desarrollar sus habilidades», agregó.
«Una escuela con cancha…»
En Rangel, otro municipio rural, vive María Fernanda, una adolescente de 15 años que estudia en la escuela pública de su pueblo. Allí tampoco cuentan con espacios recreativos y deportivos. Para las clases de educación física, dependen de las instalaciones del Instituto Municipal del Deporte; sin embargo, cuando estas son ocupadas por ese organismo, deben ver clases en un terreno baldío aledaño o, en su defecto, no tener clases ese día.
Terreno baldío donde María Fernanda ve clases de Educación Física junto a sus compañeros.
La escuela donde estudia, tiene una matrícula cercana a los 300 estudiantes y solo 2 balones de fútbol para 14 secciones que van desde educación inicial hasta quinto año de bachillerato. Aunque no le encantan los deportes sueña con que su escuela tenga más espacios donde los estudiantes puedan «desconectarse, al menos por unos minutos, de las jornadas académicas».
«Sales al receso y te tienes que quedar en el mismo salón o en los alrededores de la escuela porque no hay un salón de juegos, no hay una cancha, no hay un espacio donde puedas hacer otras actividades (…) siempre ha sido así».
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La escuela tampoco tiene áreas verdes, ya que, debido al aumento de matrícula hace algunos años y a que sumaron bachillerato, tuvieron que hacer más salones, y limitaron los espacios.
María Fernanda imagina su escuela con una cancha -aunque sea pequeña-, con mesas de ping pong, con salones de ajedrez, con balones para que sus compañeros practiquen diferentes disciplinas. «Tengo compañeros que son muy buenos en fútbol, pero para poder entrenar deben hacerlo en Mucuchíes (la capital del municipio donde vive, ubicada a 8 kilómetros). A veces bajan en buseta, pero por lo general tienen que pedir cola e, incluso, ir caminando. Es un sacrificio que ellos están dispuestos a hacer con tal de hacer algún deporte (…) en el pueblo las oportunidades son muy limitadas», dice la adolescente.
Único espacio recreativo de la escuela donde estudia María Fernanda, ubicado en el área de educación inicial.
¿Cómo afecta la falta de espacios recreativos a los niños?
Para Erick Guedez, profesor de Educación Física y especialista en Recreación, que en las escuelas y liceos públicos no existan espacios para la práctica deportiva llevará a que niños, niñas y adolescentes sean más introvertidos, inseguros, con poca imaginación y menos capacidades motrices, lo cual podría dificultar que puedan ser resolutivos.
“En edades tempranas donde se crean hábitos y rutinas y, además, se desarrollan talentos (…), que en las instituciones educativas no contemos con estos espacios es gravísimo en tiempos donde la tecnología nos arrebata gran parte del tiempo, el que no existan canchas, parques u otros espacios habilitados para la recreación de los chamos, nos está arrebatando también la niñez», agregó.
Insistió en que son tantas las cosas que pierden los niños en su desarrollo infantil con la ausencia de estos espacios, que es tan alarmante como el que no haya docentes, como la deserción escolar o como el déficit alimentario del Programa de Alimentación Escolar que han llevado a que la educación, en Venezuela, esté en crisis.
Emmanuel Rivas
Periodista corresponsal de la Agencia de Periodistas Amigos de la Niñez y la Adolescencia (Agencia PANA) de Mérida.
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