El foro virtual #EncuentroCecodap del 9 de septiembre abordó la Participación de niños y adolescentes en la toma de decisiones públicas. Fue una oportunidad para escuchar la voz de los niños. Entre los invitados estuvo José Manuel Wever, de 17 años de edad, quien compartió una síntesis de un documento sobre el tema elaborado por Save the Children.
El documento resalta cómo los niños, niñas y adolescentes pueden y deben ejercer su derecho a participar como ciudadanos, a pesar de no votar en los comicios electorales. Ello implica desafíos importantes.
Exige que definamos cuál es el rol del adulto en estos procesos; cómo vencer la duda de si los niños tienen la capacidad y la madurez para participar; cómo reaccionar cuando en la participación se empoderan y se convierten en ciudadanos críticos con la forma en que se vive la democracia y la libertad; cómo hacer el seguimiento para que sus opiniones y propuestas sean tomadas en cuenta y no sean manipuladas; cómo lograr que puedan tener acceso a la información; cómo lograr una participación que incluya las diferentes realidades con sus prioridades y sin discriminaciones.
Entre los panelistas estaba Francelia Ruiz, quien fue uno de los 14 testimonios recogidos en nuestro libro Cuando yo sea grande.
“Tengo 31 años, nací en Maturín, estado Monagas. Desde los seis meses y hasta la actualidad he vivido en un sector ubicado en la frontera entre los barrios José Félix Ribas y La Bombilla de Petare, estado Miranda. Estudié preescolar en Colegio Guillermina Rickell, la primaria en la Escuela Básica Fe y Alegría Manuel Aguirre del barrio 24 de Marzo en Petare. Continué el ciclo diversificado en el Liceo Gustavo Herrera, Chacao. En la Universidad Central de Venezuela me gradué como Licenciada en Ciencias Políticas y Administrativas con postgrado en Derecho y Política Internacional».
¿Cómo comenzó todo?
“En 1995, cuando todavía tenía 9 años, tuve el inmenso honor de jugar a ser diputada o senadora y sentarme en las sillas de los parlamentarios bajo el techo del hemiciclo protocolar del Congreso de la República. Ese día decidí que quería ser presidente de este país. Estaba convencida -y aún lo estoy- de la necesidad que tiene Venezuela de un presidente cuyo plan de gobierno incluya como prioridad la ejecución de políticas efectivas de atención a la niñez y adolescencia entendiendo que los niños son la semilla de la sociedad de los hombres y mujeres que queremos.
En representación de los niños de Venezuela decía por aquel entonces, cuando me tocó entregar el proyecto de Ley Orgánica para la Protección de los Niños, Niñas y Adolescentes (Lopnna) ante el Congreso de la República: ‘Yo defiendo mis derechos y estoy luchando por una ley hecha por nosotros y para nosotros, porque cuando yo sea viejita quiero decirle a mis hijos y a mis nietos que ellos pueden gozar de sus derechos gracias a que su abuelita trabajó en la creación de una ley que estuviera de nuestra parte'».
Mi primera vez en el Congreso
«Tuve el derecho de palabra. Leí mi discurso sobre el derecho a la alimentación. Mi papá lloraba de emoción y de orgullo, por primera vez era entrevistada para un noticiero y en la noche me vería en televisión nacional. Ese día supe que quería ser parte de la historia y quería protagonizar el cambio de paradigma que iba a ocurrir en Venezuela sobre los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes«.
Fui magistrada a los 14 años.
El 31 de marzo del 2000, tenía 14 años y fungí como magistrado presidente en la sala constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en el simulacro de juicio oral con que conmemorábamos la entrada en vigencia de la LOPNNA. Mi mamá compró un televisor exclusivamente para ver la cobertura que los medios hicieron de ese acto tan memorable».
Y ahora…
En una reciente entrevista, con Román Lozinski, por el Circuito Éxitos de Unión Radio, conversamos sobre la formación ciudadana de los niños, niñas y adolescentes. Francelia nos regaló un contundente mensaje:
“En estos momentos hay que repensar la ciudadanía, la política, la democracia y el poder, invitando a los niños a incorporarse en estos procesos de deconstrucción de esos principios de ciudadanía que se basaban en que ser ciudadano es participar para elegir en los procesos electorales. Los niños son sujetos plenos de derechos, ciudadanos activos de la sociedad que deben participar en el debate público y en los espacios de incidencia. La realidad nos invita a innovar con mecanismos disruptivos de participación ciudadana que incluyan a estos grupos de la población de forma diferenciada. Los niños son un semillero, con necesidades que deben ser atendidas hoy, abandonando la concepción del niño como futuro, son presente. Los invito a innovar incorporándolos en los mecanismos de debate para la construcción de un tejido social y con la creación de canales innovadores para la incidencia pública tanto nacional como internacional.
Los niños deben aprender a relacionarse con el poder para ser reconocidos como sujetos plenos de derecho. Invito a revisar las lecciones aprendidas con los mecanismos de organización de experiencias exitosas”.
Esa niña de 9 años, a los 34, sigue fiel a sus principios y convicciones como directora de proyectos de la Asociación Civil Convive y como activista de los derechos humanos en el ámbito nacional e internacional.