No es perder el tiempo, jugar es un derecho de los niños

«El juego es fundamental para el desarrollo de los niños. Así es como aprenden sobre el mundo». Esta es una aseveración de Susan McIsaac, directora de Right To Play International una organización que trabaja en países de África, Asia y Oriente Medio. Parte de su labor es ofrecer juegos tanto dentro como fuera de la escuela. Su trabajo se enfoca en cuatro tipos de juego: los juegos en sí, los deportes, el juego creativo y el juego libre. A través de estas iniciativas, ayuda a desarrollar la creatividad y autoexpresión de los niños.

En una entrevista publicada en la página web de la organización, McIsaac explica que el juego ayuda a los niños a desarrollar su imaginación, sus habilidades motoras, su memoria, su destreza. «Les ayuda a fomentar la inclusión y la cooperación y les brinda formas de desarrollar la autoestima y las relaciones, y reconocer y manejar sus emociones», apuntó.

La especialista, quien también dirigió Generation Unlimited, una asociación multisectorial establecida en 2018 y auspiciada por UNICEF, indicó que es a través del juego cómo los niños no solo aprenden habilidades de lectura y escritura y aritmética, sin que también obtienen habilidades holísticas. «Y trae alegría a sus vidas y a las vidas de quienes los rodean, algo que todos necesitamos más en estos días», agregó.

«Creo que una de las cosas que ha subrayado la pandemia es el enorme beneficio y la importancia del juego en todas sus formas en la vida de los niños y lo que sucede cuando no tienen esa salida», precisó.

Según la Convención sobre los Derechos del Niño, el juego es un derecho y es reconocido como parte fundamental para el desarrollo pleno e integral de los niños y niñas, ya que estimula su imaginación y desarrolla su personalidad. El artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU expone lo siguiente: «Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes. Los Estados Partes respetarán y promoverán el derecho del niño a participar plenamente en la vida cultural y artística y propiciarán oportunidades apropiadas, en condiciones de igualdad, de participar en la vida cultural, artística, recreativa y de esparcimiento».

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Bajo algunas circunstancias, sin embargo, los niños no pueden jugar con seguridad. Por ejemplo UNICEF ha creado espacios seguros para que los niños jueguen en zonas de guerra y campos de refugiados. Con pelotas de fútbol, cuerdas para saltar y bloques de construcción, UNICEF tiene centros de juego para niños en Siria, Bangladesh, el lago Chad e Irak.

Incluso, existe una organización internacional —la Asociación Internacional del Juego (IPA, por sus siglas en inglés)—, fundada en 1961 que, trabaja para proteger el juego del niño como un derecho humano básico. La IPA trabaja en 50 países y organiza seminarios, conferencias, visitas de estudio, investigaciones, publicaciones, diseños de parques infantiles, formaciones en trabajo lúdico, programas de juego y días de juego.

«Es difícil imaginar el contexto de la infancia sin el juego, pues desde que son bebés, las interacciones del niño con sus padres o cuidadores están cargadas de un espíritu lúdico que poco a poco se va transformando en la medida en que los niños crecen y comienzan a emplear su cuerpo de manera más activa hasta que son ellos quienes crean sus propios juegos. En este sentido, el juego se convierte en una herramienta importante para que los niños establezcan su relación con el mundo de otras personas, con los objetos y con el espacio», se menciona en el portal MaguaRED.

Esta es una iniciativa del Ministerio de Cultura de Colomnbia en la que se comparte contenidos culturales y expresiones artísticas, especialmente diseñado para los niños y niñas menores de seis años. MaguaRED promueve la participación y el diálogo entre cuidadores, agentes educativos y culturales y creadores de contenidos.

En su página web se explica que el derecho al juego debe ser garantizado a todos los niños entendiendo que es un laboratorio en que los niños aprenden y el cual no debería ser privado mediante castigos por no haberse portado bien. Es preciso que padres, cuidadores y agentes educativos no olviden su papel como acompañantes de esta actividad, determinante para la infancia, que debe hacer presencia en todos los entornos, el hogar, el entorno educativo, el de la salud y los espacios públicos.

Con información de Humanium