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Nuestros hijos en manifestaciones, ¿qué pueden hacer los padres y madres?

Para nadie es un secreto que la Constitución de Venezuela reconoce el derecho de manifestación. Lo tiene  toda persona, incluyendo los niños, niña y adolescentes. Todos tienen derecho a manifestar pacíficamente y sin armas. Eso no implica amenazar o afectar la vida, integridad, seguridad o propiedad de otras personas.

La manifestación es uno de los pilares de la auténtica democracia. Le permite a cualquier ciudadano expresar sus denuncias, reclamos, exigencias, desacuerdos frente a las situaciones que amenacen su calidad de vida o violen sus derechos, ya sea por las acciones u omisiones del Estado. Por tanto la manifestación, en estos términos, es uno de los mecanismos no violentos para canalizar las tensiones sociales y una clara expresión de formación y participación ciudadana. Es responsabilidad del Estado generar todas las condiciones para no limitar, restringir, desconocer o no garantizar el ejercicio de este derecho.

En este contexto es importante conocer que los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la manifestación pacífica, expresando pública y libremente sus opiniones e ideas sobre asuntos de su interés. Este ejercicio debe darse en condiciones acordes con su edad y protegiendo su integridad y desarrollo. Es responsabilidad de los padres y madres no exponer a sus hijos a situaciones de riegos o peligros.

¿Cómo garantizamos éste derecho?

Frente a la coyuntura país que vivimos es indispensable prestar la debida atención a lo niños, niñas y adolescentes. Ellos no están ajenos a una realidad política, social y familiar. Por ello, recomiendo escucharlos y conocer sus puntos de vista sobre lo que conocen, piensan y sienten del conflicto que vivimos durante estos días. Como cualquier adulto, los niños, niñas y adolescentes perciben y reciben informaciones de todo tipo. Por eso es necesario ofrecerles las herramientas y oportunidades para comprender, en función a su edad, los momentos que vivimos y brindar una adecuada ayuda frente a cualquier estado de estrés, ansiedad, temor, preocupación, rabia, depresión o euforia que los afecte.

Los padres, madres y familiares son determinantes en lograr la estabilidad emocional de sus hijos y deben orientar o aclarar cualquier duda que puedan tener sin que ello implique una sobreexposición de información, imposición de opiniones o conductas. No se trata de silenciar el conflicto o fabricar burbujas alrededor de ellos. Se trata de adecuar las informaciones a lo que ellos necesitan y quieren conocer. Mantener en la medida de lo posible las rutinas familiares, generar espacios de juego, pintura, música, deporte y  limitar el uso de redes sociales. Éstas son algunas herramientas que contribuyen a crear un clima de mayor tranquilidad, confianza y seguridad.

Como adultos es fundamental reconocer, validar y manejar nuestras emociones. Es perfectamente válido y hasta lógico sentir miedo, angustia o rabia frente a cualquier situación que nos afecte. El reto es hacer un uso positivo de la emoción sin tener que lastimar a otros. En la medida que un papá o mamá reconoce cómo se siente, puede tener la disposición para apoyar a sus hijos y otros familiares. En aquellas situaciones en las que los padres y madres no saben qué hacer es importante reconocerlo y pedir ayuda a personas especializadas.

No puedo terminar estas líneas sin hacer un llamado a la paz.

La paz no puede ser un concepto vacío requiere el aporte de todos.

Artículo publicado en 2017.

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