En Cecodap comenzamos con la disciplina positiva hace un par de años. Talleres, conversatorios y diplomados son las estrategias que usamos para promoverla. Sin embargo, es posible que aún no hayas participado en ninguno de estos encuentros y te preguntes de qué va este modelo.
En el artículo pasado, hablamos sobre los beneficios que tiene aplicar la disciplina positiva en casa. También mencionamos que este modelo educativo tiene cinco partes fundamentales:
- Identificación de objetivos a largo plazo.
- Brindar calidez.
- Brindar estructura.
- Entender cómo piensan y sienten los niños, niñas y adolescentes.
- Resolución de problemas.
Queremos explicarles en este momento cómo desarrollamos el primer fundamento.
Imaginemos que esto es como nuestro plano cuando vamos a construir la casa de nuestros sueños. Debemos saber qué queremos construir antes de hacer cualquier compra o movimiento de tierra. Aunque tenga objetivos a corto plazo -como necesitar mudarme o querer un microonda nuevo-, debo pensar en un plano completo para mi casa ideal, cuántos cuartos quiero que tenga, baños, cómo será el patio, etc, y eso se transformará en mi objetivo a largo plazo
Si trasladamos esta analogía hacia la crianza, vemos cómo podemos tener objetivos a corto plazo y objetivos a largo plazo.
Los objetivos a corto plazo podrían ser que mi hijo deje de llorar, que haga su tarea, que recoja su cuarto. Y, ¿qué pasa si mi hijo no cumple con esto que le estoy pidiendo en el momento que yo lo necesito? Probablemente esta situación me moleste, empiezo a sentir hormigueo en las manos, mi cara se enrojece, sudo, mi tono de voz se eleva, hasta puedo decir alguna mala palabra o amenaza a mi hijo. Estas son respuestas típicas al estrés, que debemos intentar controlar cuando abordemos las situaciones con nuestros hijos. Incluso muchas veces estas reacciones están influenciadas por factores externos que no tienen que ver con ellos. Todo esto nos indica que mucha parte de la crianza, entonces, tiene que ver con mi propia autorregulación.
Poner el foco únicamente en el cumplimiento de estos objetivos a corto plazo puede convertirse en obstáculos para lograr esos objetivos a largo plazo que nos debemos plantear con nuestros niños. Para esto les hago dos preguntas: ¿qué clase de persona quiero que sea mi hijo en 20 años? , ¿cómo quiero que sea mi relación con él/ella? Cualquiera que sea nuestra respuesta, debemos saber que son características que debemos construir en el día a día, ¿qué estoy haciendo hoy para lograr eso?, ya que no podemos esperar que a los 18 años ya se vuelva un adulto mágicamente.
Ahora bien, viene una pregunta fundamental: ¿Cómo hacerlo?. En el próximo artículo de Disciplina Positiva en cuarentena desarrollaremos con detalle dos herramientas: Calidez y Estructura.