Recomendaciones para padres para abordar el noviazgo en la adolescencia

Si una adolescente llegara a preguntarle a su padre cuándo pudiera tener novio, lo más seguro es que éste le respondiera que a los 35-40 años. Es entendible porque suele ser complejo imaginarse a su hija en una relación de noviazgo en su etapa adolescente. En el fondo, un padre sabe que este escenario es casi un imposible y por eso se pregunta: ¿es saludable?, ¿cómo acompañar a mi hijo/a en este proceso?, ¿debo dejarle tener una relación afectiva en esta etapa? En este artículo, vamos a desarrollar este tema tan controversial.

Como parte de su desarrollo, los adolescentes necesitan como aspecto fundamental socializar con sus pares. Es factible incluso que prefieran pasar más tiempo con sus amigos que con sus familiares. Se trata de una necesidad biológica que requieren satisfacer. Además de esto, experimentan cambios físicos, emocionales y hormonales; aspectos que confabulan para hacer entonces las relaciones afectivas como algo tentador de experimentar, sobre todo siendo tan frecuente entre sus pares. 

Aunque sea algo común para esta etapa de desarrollo, es importante incentivar y concientizar en nuestros adolescentes que esta es una etapa importante para que puedan tener muchos amigos, aprovechar salir con ellos, divertirse, conocer lo que significa relacionarse con otras personas diferentes a la familia, que son con quienes ha convivido desde pequeño. Esta experiencia es fundamental para que puedan identificar exactamente qué esperar de otras personas, conocer cómo se relacionan ellos mismos con sus pares y además identificar qué se está buscando en una pareja a futuro y establecer unos puntos de comparación. De esta manera, podemos validar su necesidad de relacionarse con sus pares desde un ambiente saludable. 

Sin embargo, si nuestro hijo/a nos plantea su interés de comenzar una relación afectiva es necesario acompañar a nuestros adolescentes en esa vivencia, es una situación que puede ser de riesgo si no se toman las medidas de precaución necesarias.

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¿Qué puedo hacer para acompañar?

Aquí les dejamos algunas recomendaciones que pueden tener como padres o cuidadores si tu adolescente te comenta que está teniendo o piensa tener una relación afectiva con un par:

  • Garantizar siempre que el canal de comunicación esté abierto entre ustedes, que tu hijo o hija sepa que puede contarte cualquier cosa, que confíe en ti y que puedan debatir de cualquier cosa, incluso lo relacionado a lo que vaya viviendo en su relación.
  • Advertirle de los riesgos que traen consigo las relaciones: ayudarlo/a a identificar los límites saludables, qué cosas no son negociables en una relación, qué esperar de la experiencia y de la otra persona. También ayudarlo a identificar señales de celos, reclamos, control como forma de violencia en la pareja, etc. 
  • Incentivar en tu hijo/hija el amor propio, esto sobre todo para que logre conocerse a sí mismo/a, valorarse y desarrollar una buena autoestima y seguridad en sí mismo, que le permite discernir de situaciones que lo puedan poner en peligro. 
  • Promover salidas grupales, donde no necesariamente estén solos, sino que cuenten con la compañía de amigos cercanos a tu hijo/a. 
  • Conocer a esta nueva persona, invitarla a la casa para que puedas formarte una idea de con quién está saliendo su hija/o, mostrarle que tiene una familia que se preocupa por su integridad, compartir experiencias juntos y validar con su hijo/a sus opiniones sobre él/ella. 
  • Tomando en cuenta que es normal que las hormonas en esta etapa tengan un revuelo y que comienza a nacer un interés en la sexualidad, debemos no temer a estas conversaciones con nuestros hijos. Darle información de primera mano, válida y precisa para lo que ellos necesitan, aclarar las dudas e informar sobre los métodos anticonceptivos que existen para prevenir embarazo, pero además enfermedades de transmisión sexual. Esto sobre todo porque si su hijo/a tiene curiosidad en el tema y no tiene alguien que pueda aclarar sus dudas, va a encontrar en sus pares respuestas que no necesariamente son ciertas o en pro de su beneficio. 

Sea o no sea una situación con la que nos sintamos cómodos, debemos saber que es una realidad que viven nuestros hijos adolescentes y que la clave de todo proceso es siempre poder tener una relación de confianza y con estructura. Debemos darles la información que necesitan,  estableciendo límites saludables en la experiencia y con calidez, que le permita ver esta realidad con una mirada diferente, comprendiendo que es una necesidad que presentan y que aun cuando ya parezcan adultos, no lo son y nos necesitan a su lado para acompañarlos en cada momento.

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