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Reconozcamos el valor del padre, porque papá solo hay uno

El día de hoy, Día del Padre, las luces están puestas sobre otra persona y, por tanto, queremos dedicar unas líneas para resaltar su valor, dedicación, esfuerzo y compañía. Queremos señalar el importante papel que desempeña en la familia venezolana un padre.

Para aquellos quienes hemos pasado la mayor parte de nuestra vida en Venezuela, probablemente resulte sencillo identificar y describir el rol que desempeñan las madres venezolanas en la dinámica familiar. La manera en la que se desenvuelve la sociedad y las responsabilidades que se le han atribuido al puesto de mamá han facilitado que su papel sea indispensable, valorado y protagónico. Lo anterior no podría ser de otra manera, ya que si algo caracteriza a la madre venezolana es su entrega, su capacidad de solucionar, su fortaleza y su actitud “echada palante”.

Al intentar describir cómo suelen ser los padres de nuestro país, probablemente las ideas no emerjan con tanta facilidad como lo harían si habláramos de mamá. Esto no se debe a que uno sea más importante que el otro; simplemente tiene que ver con la forma en la que cada personaje se desenvuelve en la cotidianidad de los hogares.

Entonces, ¿cuál es el rol del papá venezolano en una sociedad donde “madre solo hay una”? Al reflexionar sobre esto, podemos darnos cuenta de que se trata de un padre que acompaña, tanto a mamá como a los niños, desde un lugar menos directivo e igualmente insustituible.  

Para el núcleo familiar, papá puede ser quien provea gran parte de las cosas que se necesitan en casa, mediante el esfuerzo puesto en largas y duras jornadas de trabajo. A pesar del cansancio, continúa buscando cada día la manera de brindarle a la familia una mejor calidad de vida.

Por otro lado, para mamá, él es esa persona que escucha, considera, opina y propone, pero que no necesita imponerse, porque confiará en ella a la hora de tomar la decisión final. Si todo sale bien, celebrarán juntos; pero si las cosas salen mal, también estará a su lado para ayudar a solventarlo. 

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Con sus hijos, papá busca guiar sin dirigir; aconsejar sin convencer y exponer (muchas veces desde su propia experiencia) cuál puede ser la mejor manera de hacer las cosas, pero permitiendo que sean ellos quienes, bajo su propio criterio, decidan de qué forma actuar. Si acertaron, papá será aquel en primera fila celebrando el triunfo con más emoción que si fuera una victoria propia. Por otro lado, si se equivocan -como seguramente muchas veces lo habrán hecho- lejos de dar la espalda o decir “te lo dije”, papá estará ahí para intentar solucionar porque, aunque él sepa que no es así, para los hijos él siempre sabe qué hacer.

Para muchas niñas, la figura de padre va aún más allá: representará, muchas veces, el modelo de hombre que buscarán replicar en aquel con quien vayan a compartir sus vidas -incluyendo los defectos-. Papá será el más grande protector y el estándar con el que los demás deberán cumplir para obtener un lugar especial en la vida de esa mujer.

Por su parte, los varones tendrán con él una relación distinta, a veces de compañeros y amigos, como en otras ocasiones pueden posicionarse desde un lugar más distante.  Sin duda la presencia de la figura paterna marcará en los hijos un camino o patrón que, dependiendo de cómo sea, ellos optarán por rechazar o repetir.

Es indiscutible la influencia que ejerce la participación del padre en el hogar, así como también la importancia de su rol en la dinámica familiar. Sin embargo, es posible que a veces olvidemos lo esencial que resulta su presencia en nuestras vidas y caigamos en el error de dar por sentado su papel y permanencia en nuestros hogares.

A pesar de los errores que muchas veces podrán cometer, recordemos -y valoremos- el hecho de que ser papá es más que echar raíces en este mundo, sino que consiste en cuidar, aconsejar, proteger, corregir, apoyar y amar a un otro que un buen día pasó a ser más importante que uno mismo. 

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Si somos madres, agradezcamos el apoyo de ese compañero que nos facilita la difícil tarea de llevar un hogar. Si somos hijas, atesoremos a ese defensor que intenta protegernos de todo aquello que pueda herirnos. Si somos hijos, valoremos a ese amigo que, aunque a veces no lo entendamos, todo lo que hace persigue nuestro beneficio y bienestar. 

Tomemos unos minutos de nuestro día para agradecerle a papá todo lo que ha hecho por nosotros y para recordarle lo importante que es en nuestras vidas porque, aunque en ocasiones se nos olvide, ¡papá también sólo hay uno!

Foto de Ketut Subiyanto