Guía para padres: ¿cómo ayudar a un adolescente a construir el futuro que quiere? #AdolescentesTomanLaPalabra

La generación de cristal, un tema del cual ya no se habla con profundidad sino con una aparente resignación con nuestra generación. Aun así, sigue siendo bastante común ver a personas discutiendo en las calles sobre el futuro de nuestra sociedad. Los comentarios son pesimistas o nos atribuyen demasiada responsabilidad para levantar una sociedad destruida, sin darnos algún indicio de lo que deberíamos hacer. Afortunadamente, Olga Isaza, representante de Perú en el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), aborda en un podcast para TED en Español, muchas realidades no solo sobre la vida de los adolescentes, sino también de los que nos rodean.

Isaza nos introduce al tema con un sinfín de metáforas y simbolismos. Nos invita a preguntarnos el porqué algunos adultos no se relacionan con nosotros correctamente y todo empieza por los prejuicios. La especialista sugiere que los adultos ven a los adolescentes como violentos, impredecibles, llenos de vicios o como gente sin futuro. Es irónico, porque a su vez se hace bastante hincapié en que la generación de relevo es la clave. Aún cuando no siempre se les dan herramientas a los adolescentes para que puedan levantar el futuro. ¿Será que la generación de relevo solo es de «relevo» hasta que entramos en la adolescencia?

Que cuestionemos a los adultos es el principal «problema» del adolescente. A esto se le une el cómo muchos adultos tienen miedo a relacionarse con nosotros. Nos quedamos en un bucle. Por un lado, se busca que el adolescente crezca, madure y se haga cargo del futuro. Por el otro, no se escucha lo que queremos decir, no se toman en cuenta las opiniones o propuestas que tenemos; y, claro, la ironía es que se buscan cambios pero se cierran las puertas.

La biología vs percepción

Para nadie es sorpresa que en la adolescencia se sufren cambios a nivel fisiológico y psicológico. El cerebro cambia, nuevas conexiones se hacen o se dejan atrás. Como lo explica Isaza, es parecido a un complejo sistema de cables que se reorganiza en la etapa de la adolescencia,  lo cual trae consigo tanto cosas buenas como cosas «malas» (aunque todo depende de desde dónde lo miremos).

Por ejemplo, la inherente rebeldía puede ser vista como creatividad, como necesidad de innovación para ver qué está mal en el sistema actual para mejorarlo. Por eso es bueno escuchar las propuestas que existen, porque es un nuevo enfoque de las cosas. No es un enfoque cerrado, es una mente abierta. En cuanto a la impulsividad, se puede ver como ganas de actuar. Algunos adolescentes lo canalizan de mejor manera que otros, por eso necesitamos que los adultos puedan encaminarnos; redirigir esa energía al sitio correcto. Encaminarnos al futuro buscamos.

Los trenes

Isaza nos comenta las carencias que el propio sistema nos ha impuesto a los adolescentes. Muchos de nosotros no tenemos oportunidades de cambiar las cosas y se nos vemos reprimidos por situaciones externas e internas. Al menos un 34% de las adolescentes en Perú están embarazadas y tienen que dejar las escuelas. Se crea una cadena: si una persona no se forma bien, no va a tener un buen trabajo y si no tiene un buen trabajo, construir el futuro va a ser más difícil.

Son ramificaciones y es interesante. Al menos un 12% de los trabajadores jóvenes está en condiciones de desempleo y es tres veces mayor que el 4% estándar. Isaza prosigue con un simbolismo entre la vida en sociedad y los trenes que pasan por una estación, planteando que son tres trenes los que pasan continuamente por el andén.

El primer tren está cargado de niños, hay algunos adolescentes y algunos adultos. El segundo es el que tiene a más adolescentes (a una mano de obra más joven). En cuanto al tercero, tiene más adultos mayores que imposibilitan o dificultan el trayecto en el tren, más que nada por el peso. Ella nos comenta que el segundo tren es el que va a llegar más lejos y tiene más esperanzas de vida. Pero solamente si a los adolescentes se les forma de manera correcta. Terminando la metáfora, comenta que estamos en el segundo tren. Estamos en el tren que puede abrir paso a nuevas experiencias y hay que aprovecharlo.

¿Cómo se ayuda a los adolescentes a construir el futuro?

Tenemos que formar a un buen adolescente. Olga Isaza, representante de Unicef, nos comenta que hay tres pilares fundamentales para formar un buen adolescente que serían:

– El reconocimiento. Hacerles entender que el otro individuo tiene sus propios pensamientos, su propio modo de ver el mundo y es importante entender que no siempre va a estar alineado con lo que pensamos. El reconocimiento también es apreciar las cosas positivas que tienen los adolescentes, no es solo caos; es oportunidad de cambio. Hay que canalizar esa energía al objetivo que queremos lograr: mejorar las cosas para nuestro futuro.

– El respeto. Un respeto genuino e incondicional. También implica intentar comprender el punto de vista del adolescente, tal vez no estar de acuerdo con él. Pero es importante comprender lo que ocurre en la mente de este individuo en plena formación.

– Las oportunidades. Un adolescente que tenga más oportunidades de ver el mundo y otras perspectivas, va a estar más capacitado para no solo entender los problemas actuales, sino también para solucionarlos. Una persona que viva en una burbuja no va a comprender su entorno, si no comprende su entorno, no va a poder trabajar para mejorarlo porque no va a entender cuál es el problema y no va a entender que es lo que está mal.

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Las propuestas

Olga Isaza nos comenta que esto es un momento que hay que aprovechar. Posiblemente no tengamos las respuestas, pero hay que admitirlo es ensayo y error.

Los adultos tienen que darse la oportunidad de alimentar el compromiso del adolescente con la apertura y la innovación. Debemos cambiar esa perspectiva que existe de los adolescentes. Ojalá recordaran que por cada noticia negativa de los adolescentes deben haber cinco positivas, para que así, cambie la perspectiva que se tienen de los jóvenes.

Finalmente, la especialista de Unicef habla de que los adultos deben tratar de estar abiertos a los puntos de vista de los adolescentes, tratarnos con amor y con comprensión. Dice que si sienten la empatía que tenemos hacia ellos, esa época rebelde ya no va a ser vista como algo tan malo; sino como una oportunidad de aprendizaje para todos.

Lo certifico. Muchas personas se conmueven cuando ven que un adolescente (de, por ejemplo, 15 años) logra participar en una ONG y hacer cambios significativos. Muchos quisieran que todos los adolescentes hicieran eso, pero no es porque el adolescente de hoy en día no quiera hacerlo; es porque no siempre tenemos la oportunidad.

Diego Rivas

Diego Rivas

Joven columnista. Participo desde los 16 años en los espacios formativos de Cecodap, conocidos como #AdolescentesTomanLaPalabra. Me interesa hacer visible la voz de los niños, niñas y adolescentes.

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