
La paternidad es una de las experiencias que más puede costar en la vida. Cuando llegamos a vivir la adolescencia de nuestros hijos o hijas comenzamos a temer mucho más por su integridad. Los cuidamos no solo de su entorno, sino de su mundo interior que puede verse afectado por situaciones que a veces ni conocemos. Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) forman parte de esos temores.
Sí, al hablar de TCA estamos hablando de anorexia o bulimia. En el caso de la anorexia y el trastorno restrictivo en la ingesta, podemos comenzar a notar una acelerada reducción de peso, que puede conducir a la delgadez extrema y a la desnutrición. Ésta se refleja en la piel reseca, las uñas quebradizas, el debilitamiento o la caída del cabello y la intolerancia al frío.
Por otro lado, con la bulimia y los trastornos por purgas y atracones, suele ser más difíciles de detectar debido a que los atracones y las purgas se hacen en secreto y no necesariamente se observará una acelerada pérdida de peso. En el caso de quienes vomitan es necesario buscar signos físicos como lesiones o pérdida del esmalte dentario y laceraciones en la faringe producto de los dedos utilizados para provocar el vómito.
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¿Qué podemos hacer ante la sospecha?
En principio es importante tener en cuenta que, para sospechar de un Trastorno de la Conducta Alimentaria o TCA en los NNA, han de darse la mayoría de estos signos en conjunto, y no de manera aislada. Es decir, un solo signo no es suficiente para indicar que se presente o no un TCA. Aun así, eso no quiere que no seamos precavidos y busquemos apoyo frente a la posibilidad del riesgo.
Resultará significativo entonces recurrir a profesionales de la salud mental y física para tener un certero diagnóstico con el que se desarrolle un plan de acción que permita acompañar y dirigir al paciente, así como a la familia para mejorar la situación presente.
Acompañar a quien experimente un TCA puede ser una experiencia desafiante para las familias y amigos, por ello el acompañamiento debe estar focalizado en la compresión, más que en el control. Usualmente los TCA son una señal de dificultades que van más allá de la comida y los hábitos en ella, por eso es importante que podamos ampliar nuestro rango de visión para acompañar lo que está detrás de esa obsesión con la comida.
Para entonces poder prevenir la incidencia de trastornos de la conducta alimentaria, será importante que aprendamos a ser más cuidadosos con nuestras palabras y vocabulario para referirse respecto a los hábitos y rutinas alimentarias de otros, al igual que con la imagen corporal de otras personas. Podemos establecer límites y buscar soporte para nosotros mismos por igual si también lo requerimos.
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Sabrina Di Cristanziano
Psicóloga con orientación humanista y psicodinamica. Egresada de la UNIMET. Me dedicó al abordaje y acompañamiento emocional de niños, niñas y adolescentes.
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