Cuatro formas de discriminación que pasan desapercibidas y cómo evitarlas

¿Cuántas veces nos han rechazado, excluido o denigrado por alguna característica o rasgo distintivo? Es muy difícil enumerar todas las veces que hemos sido discriminados a lo largo de nuestra vida. Quizás esto se debe al hecho de que se trata de situaciones que se presentan en nuestro día a día, y que, por lo general, ignoramos o dejamos pasar. 

Es interesante que esto nos pasa a los adultos, pero María Victoria Coutsogiannis, psicóloga del Servicio de Atención Psicológica de Cecodap, precisa que a los niños les cuesta ignorar situaciones discriminatorias, debido a que se encuentran en una etapa de aprendizaje para socializar, construir relaciones y a comportarse dentro de la sociedad.

Cuando los niños y niñas son rechazados por alguna diferencia, esto puede tener repercusiones en su estado de ánimo, incluso les afecta su capacidad de construir relaciones afectivas con su entorno. 

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En Venezuela, gran parte de la población de niños, niñas y adolescentes (NNA) no conocen sus derechos. Este es uno de los motivos identificados en el Servicio de Atención Jurídica de Cecodap que los vuelve vulnerables a ser discriminados, no solo por motivos de edad, sino por otras razones que presentamos a continuación:

  • Discriminación étnica: es aquella que se dirige contra todos los niños y niñas cuya nacionalidad, idioma, religión o tradiciones culturales es diferente a la del entorno donde se encuentra. Dentro de esta discriminación, se hallan aspectos de racismo, debido a que existen prejuicios hacia el color o raza de una persona. 
  • Discriminación por género: no solo se hace una referencia a la identidad de cómo se percibe una persona, sino también a la calificación, jerarquización, dominación y desigualdad. El problema no radica en la diferencia de sexo, sino en las desigualdades construidas sobre esos conceptos. El ejemplo más común es cuando le enseñamos a nuestros hijos que «las niñas deben jugar con muñecas y no con una pelota», y que «los niños no lloran porque eso no es de machos».   
  • Discriminación por discapacidad: sin duda es la discriminación que directamente limita a la persona que la recibe, porque solo se percibe la discapacidad y no sus derechos, personalidad propia, cualidades, dones, posibilidades y capacidades propias. 
  • Discriminación por su situación socio-económica: las familias en condición de pobreza o pobreza extrema son excluidas social, política y culturalmente, esto genera que los empleos y servicios sociales, a los que puedan acceder, no sean los más adecuados para garantizar su calidad de vida. Esto afecta de manera drástica a los niños y niñas, quienes debido a la situación socioeconómica de sus padres, terminan en las calles.

Desde la aprobación de la Convención de los Derechos del Niño (CDN), que vino a sustituir a la Doctrina de la Situación Irregular —aquella que discrimina a todos los “menores de edad” remarcando sus incapacidades—, hubo un cambio significativo para los niños, niña y adolescentes. Ahora se les reconoce como sujetos de derechos, es decir , que gozan de los mismos privilegios que tienen los adultos. Además, cuentan con derechos específicos que los protegen, debido a la situación de vulnerabilidad atada a su edad. 

Desde Cecodap, como organización que trabaja en la promoción y defensa de los derechos humanos de la niñez y adolescencia, rechazamos cualquier tipo de discriminación que se pueda presentar, promovemos el respeto a la dignidad todas las personas sin importar su edad, sexo, etnia o estatus social.

Se respetan los principios de igualdad, la accion positiva  y la no discriminación.

El primero hace referencia en un principio a la igualdad ante la ley: el contenido de una ley de ninguna manera se puede aplicar de manera distinta a personas que se encuentren en casos o situaciones similares, mas allá de una igualdad legislativa.  También se puede entender como una igualdad social, es decir, que todos gocen del mismo trato e igualdad de oportunidades.

La acción positiva (conocida también como sistema de discriminación inversa o positiva) está ligada al principio de igualdad, se trata de establecer medidas temporales, necesarias y justificadas con el fin de combatir las situaciones discriminatorias, como el sexo, la raza, u orientación sexual. Por medio de estas medidas se pretende influir en los miembros de la sociedad para que cambien su mentalidad y corrijan dichas situaciones.

Esto nos lleva al principio de no discriminación. Este principio no niega las diferencias, al contrario, las reconoce, lo que enfatiza y le da importancia es a combatir las desigualdades, el rol del Estado, la familia y las escuelas son fundamentales. 

¿Qué podemos hacer ante este tipo de casos? 

Desde el Estado

  • Revisar leyes y mecanismos de implementación a favor de los niños, niñas y adolescentes.
  • Realizar campañas de promoción y divulgación sobre la protección y no discriminación. 
  • Promover a nivel nacional acciones de monitoreo y prevención de cualquier tipo de discriminación. 
  • Velar por un acceso igualitario a los servicios públicos esenciales a través de la adopción de medidas contra la discriminación. 
  • Promover espacios de participación plural y significativa de niños, niñas, adolescentes y adultos.
  • Adopción de medidas concretas y temporales, dirigidas a conseguir la igualdad ante la ley, la igualdad material y, consecuentemente, la igualdad de oportunidades.

Desde las familias 

  • Promoción de valores como la igualdad, el respeto y la tolerancia. 
  • No prejuzgar, emitir opiniones o juicios de valor, sobre una persona a la que no se conoce.
  • Hablar y concientizar sobre temas como el origen étnico de las personas, el género, las discapacidades, la condición social, la religión, las preferencias sexuales etc.
  • Aplicar estas prácticas igualitarias o no discriminatorias en el entorno familiar, puesto que es común que un niño aprenda y repita los tratos que observa en su familia.

Desde la escuela 

  • Desarrollar acciones de información sobre derechos específicos de los niños, niñas y adolescentes para sensibilizar a la comunidad educativa. 
  • Identificar los casos de niños, niñas y adolescentes discriminados para prevenir futuros actos e intervenir en la defensa de sus derechos a la educación.
  • Realizar intervenciones preliminares en las situaciones detectadas a través del tutor o profesor para abordar el tema.
  • Crear códigos de conducta que prohíban la discriminación e incorporen medidas de seguimiento, control y evaluación de su cumplimiento.

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