
Margot entró en crisis cuando -por casualidad- revisó los mensajes en el WhatsApp de Valeria, su hija adolescentes de 13 años. La cantidad de textos, el tono de los mismos, el intercambio de imágenes, fotos, le hizo ver que algo no estaba bien. Como si de abrir la compuerta de una represa se tratara desfilaron por su mente todos las señales que Valeria le fue dando: pasaba largas horas frente a la pantalla, se volvió ensimismada, muy irritable, reaccionando con sobresalto cuando llamaban por teléfono o sus padres recibían algún mensaje.
Margot le comentó a Marcos, el papá de Valeria, y juntos fueron indagando hasta descubrir que quien la acosaba no era otro chico de 15 años, como ella pensaba, sino que se trataba de alguien mucho mayor.
¿En qué consiste el grooming?
Es un término en inglés para referirse a la práctica de abuso y acoso sexual por parte de personas adultas, que se valen de las tecnologías para ubicar a sus víctimas, niños, niñas o adolescentes, ganando su confianza, haciéndose pasar por alguien de su misma edad o un poco mayor.
Se valen de la información publicada por la víctima en las redes, para entablar conversaciones que les atraigan haciendo mención a su afición por un cantante, deporte o pasatiempo. Si la víctima se encuentra sola o necesitada de atención y afecto estos “depredadores emocionales” tienen la habilidad de generar la conexión, para que el chico o la chica se sienta valiosa, inteligente, atractiva, se le toma en cuenta.
El grooming es utilizado por pederastas que, paso a paso, van ganando la confianza para obtener información sobre la familia, amigos, fechas especiales, gustos, lugar de estudios, temores e inseguridades. Pueden presionar hasta que acceda al envío de fotos, videos o poses en la webcam, donde va a resaltar lo bella o bello que es e invitará a que le muestre una imagen en ropa interior, presionando para que después sea de poses con semidesnudos o desnudos.
Guardará estas imágenes que en algunos casos le servirán para extorsionar social y emocionalmente a la víctima con la amenaza de enviar las fotos, videos o sonidos a familiares, conocidos o publicarlas si no se hace lo que le ordena. Se puede presionar para el pago de sumas de dinero o para el encuentro en un lugar señalado por el acosador.
Primeros pasos y recomendaciones
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Argentina recomienda ante la sospecha de grooming:
“No borrar ningún contenido de la computadora o celular: las conversaciones, imágenes y videos que el acosador y la víctima hayan enviado deben ser guardados como prueba. Se recomienda incluso hacer capturas de pantalla y guardarlas en formato digital o impreso.
No denunciar al perfil acosador en la red social o plataforma web: al hacerlo, el administrador del sitio web puede bloquear al usuario y generar una pérdida de la información necesaria para realizar la investigación. Al ser bloqueado, el abusador puede con gran facilidad crear un nuevo perfil y continuar realizando el delito con otras víctimas.
No amenazar o increpar al acosador: a pesar del enojo lógico, esta actitud puede generar que el acosador se aleje de la víctima, lo que dificultará la tarea de localización para los investigadores.
¿Qué podemos hacer las familias?
La familia es clave en este proceso de formación para la prevención. Podemos explicarles que utilizar internet es como salir a la calle. Hay que estar alerta por dónde circulas, con quién te comunicas, con qué o quién te recreas.
Enfatizar sobre la importancia de pensar antes de enviar. Es importante apoyarlos para que tomen consciencia sobre lo que se publica en internet o sale de tu propio celular, ya que se convierte en irrecuperable, escapa para siempre de nuestro control y puede llegar a muchos en cualquier momento.
Analizar que recibir la imagen de una persona no te da derecho a distribuirla. El hecho de contar con una fotografía o vídeo en el celular no significa que se tenga derecho a hacer con ella lo que se provoque, pues puede afectar irremediablemente la vida de un compañero o compañera.
Denunciar cuando son víctimas de ciberacoso. Desde pequeños deben saber que siempre contarán con nuestra confianza, que les creeremos. Si algún adulto o adolescente utiliza las redes sociales para dañar, desprestigiar, ofender, humillar, es necesario que se haga la denuncia.
Este es uno de los temas que aborda el libro De lo que no se habla. Situaciones que afectan a los adolescentes y cómo repercuten en su vida, escrito por Óscar Misle y este servidor; y que Cecodap ha publicado y presentará este viernes 23 de abril como un recurso al servicio de las familias y educadores.
Margot, Marcos y Valeria vieron juntos la película Pérdida de la Inocencia (Trust) y pudieron compartir un cine foro en familia, agradeciendo que su caso no llegó a mayores; pero sabiendo que el peligro sigue acechando, pues muchos siguen ocultando tras máscaras su identidad y reales intenciones.
Fernando Pereira / @FernanPereiraV
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